jueves, 2 de febrero de 2017

El incendio continua


Un año más, con la llegada del invierno, centenares de fuegos han asolado los montes de Cantabria en una dinámica que se repite año tras año.


En la última quincena del año pasado Cantabria padeció 400 incendios forestales en 65 de los 102 municipios de la región, quemándose más de 10.200 hectáreas. El fenómeno no es nuevo. En 2015 se produjeron 837 incendios con una superficie quemada de más de 15.000 hectáreas. Pero es que la media anual de incendios forestales de los últimos 10 años  en Cantabria es de 538 incendios al año. Y con una superficie media afectada de 6.500 hectáreas. Es decir, hay un promedio de más de un incendio forestal al día y se queman 18 hectáreas cada 24 horas.

Un fenómeno que genera graves problemas ambientales, económicos y sociales, puesto que los incendios pusieron en riesgo la vida y las propiedades de poblaciones enteras como la histórica Bárcena Mayor, que estuvo a punto de ser evacuada. Algunos días de esa quincena, nos explica el consejero de medio ambiente de Cantabria, el regionalista Jesús Oria, se llegaron a producir 90 incendios a la vez, lo que hizo que se echaran en falta medios de extinción.

En esos días se puso en marcha en Cantabria el  plan especial de protección civil sobre los incendios forestales,  INFOCANT, y que desde su entrada en vigor en 2007 alcanzó por primera vez el nivel 2. Al final los medios de extinción de la consejería y presidencia y las brigadas forestales de la región se vieron desbordados y el gobierno regional tuvo que acudir a la unidad militar de emergencias, por lo que estaban actuando al mismo tiempo en la comunidad los medios de extinción de la consejería, el 112, los bomberos municipales, varios hidroaviones del ministerio de agricultura y la UME, con unidades de León, Zaragoza y Madrid.

El 89% de los incendios afectaron a montes de utilidad pública, pertenecientes a los ayuntamientos o a las juntas vecinales. Esto solo ocurre en Cantabria, ya que en el resto de las regiones el monte es de propiedad privada y aquí solo un 30% de los montes son privados. Esto significa que afectó mayoritariamente a bienes públicos. Otro agravante, el 60% corresponden a espacios naturales protegidos, con especial afectación al Parque Natural Saja-Besaya y Parque Natural de los Collados del Asón, dos espacios en los que se han quemado 3.128 hectáreas de arbolado autóctono, 920 hectáreas de coníferas y más de 4.000 hectáreas de matorrales y monte bajo, que influyen en la fauna de la zona. Además, 1.358 hectáreas de pastizales que se utilizan para ganadería de alta montaña.

Según Oria, casi el 80% de los incendios forestales son intencionados y cerca del 15% son resultado de negligencias que se dan en la quema de rastrojos, además el viento sur complicó la operación y extendió el daño. El viento sur y la quema de rastrojos son dos de los factores más peligrosos en esta época del año en Cantabria.

Los recursos de los que dispone Cantabria no son suficientes, explica el consejero. Confiesa también que tanto su consejería como la de presidencia y la de economía trabajan juntos para conseguir más agentes y guardas a fin de llegar a una autosuficiencia en ocasiones leves y no depender de las ayudas nacionales.




La ley forestal ha cambiado desde la anterior legislatura regionalista dice Jesús Oria. Una nueva ley de montes que permite recalificar terrenos quemados, cosa que en Cantabria afecta menos por la escasa privatización de terrenos pero que sigue perjudicando aunque sea a unos pocos. Actualmente se trabaja en una ley propia para nuestra Comunidad Autónoma pero que deberá seguir las pautas del Gobierno Central y no contradecir la ley estatal. Esta nueva ley no quiere decir que los incendios fueran provocados para urbanizar los terrenos para el consejero ya que en su mayoría son tierras municipales.

Varios bomberos de la Brigada Rápida de Intervención Forestal (BRIF), con base en Ruente, han criticado la falta de medidas tomadas por las autoridades para hacer frente a esta situación: calificaron los medios de comunicación como obsoletos, las plantillas escasas y sin repuestos, un helipuerto inactivo la mayor parte del año y medios cartográficos y de mapeo anticuados, además de bastantes problemas laborales. En contraposición a las declaraciones de los bomberos Jesús Oria afirma que el clima cántabro permite que ciertas zonas quemadas comiencen a auto-regenerarse pero existen otras que necesitan una ayuda en cuanto a la replantación que aun no ha comenzado a expensas del final del invierno. Esto se debe a las épocas de incendios en Cantabria, tan dispares a las temporadas en el resto de España a las que acostumbran los bomberos de la BRIF que criticaron de tal forma al Gobierno.


Izan Crespo, Lucas Criado, David Iglesias
Estudiantes del Colegio Ntra. Sra. de la Paz
Torrelavega (Cantabria)

Imagen David Iglesias

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