martes, 7 de febrero de 2017

El independentismo según las CUP



Las historias de su abuelo en las cárceles del franquismo le calaron desde pequeño, aunque no entendía muy bien lo que significaban las aspiraciones de justicia social de las que él le hablaba. Fue en 1990 cuando su conciencia social y política comenzó a tomar forma y en el 94 el movimiento zapatista en México influye decisivamente en su pensamiento. Comienza entonces una deliberada lucha contra la globalización, el capitalismo salvaje, el servicio militar obligatorio. En 2003 entró en contacto con el cooperativismo y el periodismo alternativo, que ha compaginado con la acción política desde las listas de la CUP.


P: Respecto a la CUP, ¿cómo nació y cuáles son sus componentes ideológicos?

R: (Antes de contestar nos pide que le tuteemos.)La CUP nació oficialmente en 1986, pero con antecedentes desde la época de la transición. Es un proyecto municipalista, que cree que la democracia se reconstruye y se refunda desde lo más cercano y próximo, que es el municipio. Se define ideológicamente como izquierda independentista y anticapitalista. Está muy conectado con los movimientos sociales:el anticlericalismo, el feminismo y  el ecologismo. Ha pasado de 7 concejales en todo Catalunya en el 2003 a 400 en 2015, gobernando en estos momentos en 30 alcaldías. En las últimas elecciones del 27 de septiembre, saltó de 3 a 10 diputados y fue la segunda fuerza más votada en la mitad de los municipios catalanes.

P: ¿Cómo ves posible el acuerdo con Convergencia si la CUP es un independentismo de base social y Convergencia es un partido de centro derecha que representa el nacionalismo burgués?

R: Tal como lo dices tú, con todas las contradicciones, pero sobre todo como un reflejo y como un espejo de la excepcionalidad: tiene que pasar algo muy gordo y muy extraño en Catalunya para que la derecha protroika y liberal y los anticapitalistas de este país nos pongamos de acuerdo en algo, aunque ese algo sea tan sencillo como que el futuro de este país lo tiene que decidir su gente. Se trata de  un principio democrático, la sociedad catalana decidirá cómo quiere articular su futuro, en base a qué relaciones, siempre decididas libremente. Y eso plantea contradicciones pero sin renunciar a nada. Han sido 18 meses de estabilidad con muchísimos debates y discusiones en el parlamento. Seguimos siendo acusación popular en siete u ocho casos de corrupción contra cargos de Convergencia. Ahora bien, ni Catalunya es Jordi Puyol ni el independentismo es Convergencia, la cual, por cierto, hoy está en sus horas más bajas y estamos ante la caída de su hegemonía. Mirad, el 80%  de la sociedad catalana está a favor de un referéndum y el 48% está a favor  de la independencia, y de ese 48% el 30% se define de izquierdas. En consecuencia, la reclamación del derecho de autodeterminación no ha sido precisamente un reclamo hecho desde Convergencia sino, sobretodo, desde la izquierda.

P: Dentro del nacionalismo en Cataluña, las encuestas reflejan que la mayoría de la población (un 70%) está a favor de la creación de un estado en Cataluña pero dentro del marco español, ¿no cree posible una solución pactada con el Gobierno Central para la creación de un estado federal catalán?

R: Siempre hay posibilidades, sin duda, pero eso lo tiene que decidir la sociedad catalana. El problema viene cuando alguien te dice lo que eres y te lo impone, en esa forma tan uniformista, incapaz de aceptar la diversidad y pluralidad que conforma el Estado español. El motor del independentismo en Catalunya se llama José María Aznar, puesto que se ha pasado de un 1% de independentistas en 1990 a casi el 50% en 2015, siendo el Estatut de 2006 el punto de inflexión, y ahora Pedro Sánchez, que se reunió con el presidente de la Generalitat, fue incapaz de concretar el alcance de la reforma que propone. Nosotros somos confederalistas, ahora bien, sea lo que sea, un estado federal, confederal, independiente, unionista, etc., si eso lo decide la sociedad catalana, yo no tendré ningún problema y respetaré la voluntad mayoritaria. Hoy casi la mitad quieren la independencia, que no es más que una recuperación de la soberanía política de nuestro pueblo y el vector clave del futuro de Catalunya. El catalanismo político es hegemónico en Cataluña, hay gente que se siente tanto catalana como española, pero hay más gente que se siente más catalana que española. Eso es uno de los patrimonios del catalanismo político, que es consciente de que este país lo hacemos todos, vengamos de donde vengamos, y es a dónde vamos. Y con orgullo.

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P: Respecto al caso Pujol, ¿puedes contarnos cómo fue tu experiencia como presidente de la comisión de investigación que se llevó a cabo?

R: La experiencia fue traumática y de una gran impotencia. En cuanto a lo procedimental, comprobamos que cuando no se quiere saber algo de una cosa lo mejor es hacer una comisión de investigación, así que desde la Cup  hicimos una larga reflexión sobre las comisiones de investigación, empezando por la necesidad de  desarrollar un reglamento que evite que parezcan un circo o un plató de televisión y que a los participantes se les obligue a decir la verdad, pues el parlamento es la primera institución política del país. Lo único bueno de la comisión Pujol es que ha servido para comprobar en manos de quienes hemos estado y en manos de quienes hemos permitido estar. Las CUP sigue trabajando sobre el tema y hemos preparado lo que podríamos llamar la caja negra de la corrupción en Catalunya, con el título de “Luces y Taquígrafos”. No hay que olvidar que en Catalunya hay 178 casos de cargos públicos imputados, en el que repasamos, entre otros, los casos de Javier de la Rosa, el de Félix Millet, el de José Luís Núñez y el de Jordi Pujol, que demuestran que peor que la corrupción es su impunidad. También analizamos lo que es el “Pujolismo” como régimen de poder que se parece al de la mafia, cuyo promotor es el lucro, es la cultura de la codicia, que nos lleva a concluir que la corrupción no ha sido el problema del sistema, sino que el sistema ha sido el problema de la corrupción.

P: Ya empezó hace diez años con el tripartito gobernando en Cataluña, Pascual Maragall habló por primera vez de las mordidas del 3%. Esta corrupción que podríamos definir como sistémica, ¿cómo se ha podido permitir en Cataluña durante 30 años y en el resto de las autonomías? Porque como nos estabas diciendo antes, Cataluña bank es un ejemplo pero el propio unimque es otro grupo de cajas fue vendido a un euro a BBVA. ¿Cómo ha sido posible esta corrupción y este capitalismo salvaje? 

R: Efectivamente, lo del 3% ya lo dijo Maragall y hubo una gran polémica en la sede parlamentaria, pero hay una segunda declaración que tiene mucho más valor, que fue en un programa público de televisión en 2009, en el que entrevistaban a Jordi Pujol por el caso Palau. Dijo algo así como “si entramos por aquí todos saldremos escaldados”.Creo que este reconocimiento de Pujol tiene mucho más valor que la afirmación de Maragall como denuncia.

Respecto a la segunda parte de la pregunta, a cómo y por qué lo hemos permitido, decir que porque nos han engañado y porque, mientras no había crisis y había crecimiento económico, mientras especulaba todo el mundo, nadie decía nada. Pero también porque hemos renegado de nuestros derechos y deberes como ciudadanos y hemos consentido mucho.

Nosotros decimos que hay cinco grandes focos de corrupción que son: la financiación ilegal de los partidos políticos; el ciclo de la fiebre del oro inmobiliario especulativo, que está en la mayoría de los casos de corrupción de base municipal; el fraude fiscal como industria, pensad solo en el caso de Panamá de estos días; la contratación de obra pública y la economía global del delito, es decir, la “mafializacion” de la economía. Esto es la corrupción política de base económica y financiera que se produce en las altas esferas del poder, y que debe ser combatida desde un principio de transparencia política, un principio de luces y taquígrafos en los parlamentos y más contundencia política, institucional, penal y judicial.

P: Uniendo dos de los temas que hemos hablado, que son la corrupción y el acuerdo con Junts pel Si, ¿cómo es posible que la CUP haya llegado a un acuerdo con un partido que es corrupto?

R: Eso es uno de los elementos fundamentales para pedir que Mas se retire, pues tiene varias causas de corrupción abierta, algunas de ellas graves, pero además es la cara de los recortes antisociales. Sin embargo, Puigdemont no viene de esa época, no se le puede atribuir una función directa y mucho menos una relación con el “pujolismo”. Además, el acuerdo es con una coalición donde también está Esquerra Republicana y en esos 62 diputados de Junts Pel Si han tenido mucho cuidado.

La solución es avanzar, lo hacemos por respeto a esa mayoría social,  que está por la independencia y en contra de la corrupción. El proceso independentista ha enviado a Pujol a la papelera de la historia.

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P: ¿Se ha convertido el independentismo en un fenómeno puramente económico? ¿Por qué si realmente quieres irte de España pides dinero al Estado español?

R: Pues muy sencillo, porque el dinero es nuestro. Soberanía y democracia también afecta a decidir sobre los propios recursos. Según Montoro, es 9000 millones de euros el desequilibrio entre lo que aporta Cataluña y lo que recibe. Según el gobierno catalán y las universidades catalanas, rozaría los 16 mil millones de euros, lo que es tres veces más de los recortes que hemos sufrido. A los catalanes nos roban tres espacios políticos: la troika, las élites del Estado español y nuestra propia oligarquía, pero a mí es un debate, el económico, que me aburre cuando se reduce a la España ladrona. Hoy estamos pagando intereses por nuestro dinero, y eso es un doble atraco. Nosotros no negamos el principio de confederalidad económica, nosotros queremos contribuir con aquellos espacios comunes con el estado español, pero la solidaridad es un acto consciente, no una imposición. ¿Quién es solidario con el millón de pobres en Cataluña?

P: Creo que es obligado preguntarte por el zapatazo a Rato, ¿fue algo premeditado, el partido estaba enterado de ello o fue una respuesta espontánea?

En la cultura árabe, enseñar el zapato es el mayor gesto de desprecio que se le puede hacer a una persona y en este caso, era un gesto de desprecio al poder del poder. No fue premeditado fue una acción de  impotencia porque antes de esa foto hay  treinta y tres preguntas sobre el hundimiento de Bankia, de Caja Madrid y sobre los desahuciados; y Rato responde desde su arrogancia y su soberbia. La CUP no sabía nada ya que era riguroso directo pero sí que es verdad que en un grupo de Whatsapp dije: “voy a tirar la zapatilla”. No pensé que lo haría, yo creo que nunca se la habría tirado. Aunque mi madre me lo pregunta siempre: “hijo mío, ¿por qué no se la tiraste?”. Yo creo que la potencia de gesto es precisamente no hacerlo.




Texto Gabriela Abascal, Carlos EdillaCaricatura Mercedes GilColegio Ntra. Sra. de la Paz

Imagenes ara.cat y critic.cat

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