martes, 2 de diciembre de 2014

El Imperio de los Cien Días



Tras la caída del Antiguo Régimen, Francia estaba sumida en un clima de terror instaurado por Robespierre a su llegada al poder, un montañés, (una de las tres facciones que se disputaban el poder, junto a los girondinos y jacobinos), que decretaría dos grandes reformas: la ley de sospechosos (por la cual el estado podía condenar y ejecutar a alguien sin necesidad de pruebas), y un máximum general, (el Estado limitaba el precio máximo de los productos).


Ante el clima de terror reinante, el partido más moderado de los tres, los Girondinos, acceden al poder mediante un Golpe de Estado el 27 de julio de 1794, asesinando a Robespierre e implantando un régimen liberal, donde el poder ejecutivo recaía en un Directorio. El miedo de los revolucionarios a una posible rebelión de las masas o invasión de Potencias extranjeras regidas por monarquías absolutistas, hizo que colocasen en el poder a un hombre que fuese capaz de hacer frente a estos problemas, por ello escogieron a Napoleón Bonaparte, un general francés que había destacado en varias campañas militares.
La política de Napoleón tenía dos direcciones: Por un lado crear una alianza con Rusia y por otro aislar al Reino Unido mediante un bloqueo  continental, pero en 1812 las relaciones entre Napoleón y el Zar Alejandro I, quedaron rotas, comenzando    Francia el 23 de junio, la invasión de  Rusia. El principal motivo de la ruptura de hostilidades fue el hecho de que Rusia estableciese relaciones comerciales con el Reino Unido. La campaña  resultó fatal para las tropas francesas, comenzando sin grandes tropiezos, aplicando los rusos la táctica de “Tierra Quemada”, (no dejar nada que las tropas enemigas que avanzan puedan utilizar), siendo el primer enfrentamiento serio la Batalla de Borodinó, el 7 de septiembre, con victoria francesa, pero tras la toma de Moscú, ciudad inútil tácticamente ya que los rusos la habían incendiado y saqueado, comienza una desastrosa retirada  que llevó a la  Grand Armee a la derrota. Las tropas consiguieron reagruparse pero ya había comenzado la caída de Napoleón, ya que los países rivales formaron una Sexta Coalición para derrotar a dichas tropas, y lo consiguieron en la batalla de Leipzig a finales de 1813. Los aliados consiguieron llegar a Paris, y el emperador no tuvo más remedio que abdicar, haciéndolo el 6 de abril de 1814 y fue exiliado a la isla de Elba.
Napoleón permaneció en su exilio desde 1814 hasta 1815 durante un periodo de once meses, observando la situación en la que se hallaba sumida Francia desde su abdicación. La reducción del antiguo Gran Imperio a sólo el territorio de la vieja Francia provocó un estado de malestar además de sumarle el trato que recibían los veteranos de la revolución por parte de los Borbones, que era la familia que gobernaba Francia en aquel momento. Napoleón empezó a trabajar en una nueva actividad, ya que se iniciaba el regreso de los prisioneros franceses desde sus países rivales (Rusia, Alemania, Gran Bretaña y España), y pensó que estos podrían proporcionarle un ejército mayor que del que disponía en 1814.
El 26 de febrero de 1815, consigue fugarse de la isla de  Elba junto con sus 600 hombres. El viejo emperador fue bien recibido en Francia, además consiguió que su pequeña tropa se convirtiera en un ejército capaz de permitirle entrar en la capital de donde Luís XVIII había huido apresuradamente. En este momento  comienza lo que históricamente se conoce como “Imperio de los 100 Días”, comprendido entre el 2 de marzo y el 22 de junio de 1815.
Napoleón tenía claro que el  entusiasmo que suscitó en  las provincias y en París, no mitigaría el ansia de reforma y el descrédito sufrido por la monarquía y  su corrupto séquito, circunstancias  que le  habían conducido a retomar el poder pacíficamente. Sabía que la nueva Francia no soportaría el  despotismo, habiendo prometido constituir un gobierno constitucional, teniendo en cuenta que nada de esto sería posible si no convencía a las Potencias europeas de que Francia no constituiría para ellas una amenaza.
No lo consiguió, las Potencias Europeas constituyeron la séptima coalición entre Reino Unido, Rusia, Prusia, Países Bajos, Suecia y Austria, los aliados envolverían a Francia y la derrotarían en la batalla de Waterloo. Napoleón fue enviado a la isla de Elba, donde fallecería en 1821.


Alejandro Pérez

Imagen mundocontemporaneo4eso.blogspot.com

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