Juan
Lázaro, Ángela Sánchez
Un sol
tibio entra por los cristales de la casa de la radio de Madrid. Un equipo de
eolapaz busca conocer, con Toni Garrido, como son los contadores de historias y
como afrontan el nuevo mundo el periodismo. Tony Garrido, la estrella
vespertina de RNE, ha construido su vida contando historias, cocinando y
montando en vespa. Comenzó en CQC, ese brillante e irreverente formato de
actualidad que buscaba el lado crítico y vulnerable de la actualidad. Hoy
dirige "Asuntos propios", el magazine de tarde de la radio pública,
con el ingenio y la sagacidad, de un contador de historias.
¿Quién es
Toni Garrido?
Un tipo que
se levanta todas las mañanas muy pronto y habla por la radio intentando contar
cosas que se ajusten a la verdad. Trata de hacer cosas que informen y que
entretengan, y que eleven conciencias por el bien de todos. Básicamente, es un
tipo bastante sencillo y feliz.
¿Cómo
definiría su perfil psicológico como periodista?
Carente. En
este caso, no me corresponde a mí definirlo, sino al que me escucha. Para
algunos seré un demente agudo, y para otros un brillante estadista. Quién sabe.
¿Cómo
descubre uno su vocación comunicativa?
Es
interesante. Realmente no sé muy bien cómo; ni siquiera creo haberlo
averiguado. Empecé muy joven en la radio. Con trece, catorce años hice un curso
en el instituto y a los dieciséis empecé a trabajar profesionalmente en la
radio. Ya en mi caso, creo que no sabría hacer otra cosa, salvo montar en Vespa
y cocinar, aunque dudo mucho que pudiera rendir económicamente en alguna de
estas dos cualidades. Algún día descubriré por qué no sé hacer otra cosa.
Estos días
en Libia, como en cualquier guerra, la contradicción entre la información que
ofrece cada bando es lo cotidiano. ¿Son conscientes los periodistas de hoy de
la responsabilidad que se asume al decidir qué y cómo contarlo, especialmente
cuando la información es hoy tan fugaz, tan confusa?
Yo creo que
no. Sí que somos conscientes del gran altavoz que está puesto en nuestras
manos; un altavoz prestado, porque no es nuestro. No debemos confundir lo
propio de lo común. Es verdad que la confusión y la ausencia de noticias son
notables en el caso de Libia, pero al mismo tiempo debemos hacer constar que
son los propios ciudadanos los que se han convertido en los grandes
informadores en esta oleada de revoluciones modernas. Son éstos los que hacen
llegar vídeos, informaciones; son los más potentes sensibilizadores de la
opinión pública. Por tanto, si los periodistas estamos filtrando algo, se
tratará de sensaciones de absoluta frustración por lo que está sucediendo, por
no poder hacer nada. Estamos siendo transmisores de una corriente de diversas
opiniones. Creo, de todas formas, que no es el peor trabajo que estamos
haciendo los periodistas; hacemos cosas mucho peores.
Estamos
acostumbrados a ver a los políticos crispados y enfrentados sólo por ser de
etiquetas o partidos distintos. ¿Cómo ha conseguido sentar cada semana en
Asuntos Propios a Costa y Rodríguez Ibarra en un ejercicio de armonía
dialéctica?
Probablemente
son los que menos se ciñen al ideario de su partido. Son buenos ejemplos de que
la política, que todo lo puede, no atonta. Puedes pertenecer a ella y tener tu
criterio, que puede ser distinto a grandes rasgos de lo que te marca tu propio
partido; puedes ser una persona autónoma, estando de acuerdo con unas opiniones
y con otras no. Hemos detectado que en España estamos aborregándonos, porque
creemos que sólo existen dos corrientes de opinión, cuando en la vida real no
hay sólo dos posturas ante las cosas, sino muchas. Espero que las figuras de
Costa e Ibarra sirvan de ejemplo de esto, de heterodoxia.
Escribía
Jordi Soler esta semana en El País que la avalancha de información que sufrimos
está infantilizando a los adultos y convirtiendo a los niños en adultos a una
celeridad inasumible por ellos. ¿Comparte esa opinión?
De acuerdo
en la primera parte, pero en la segunda no. Los niños se convierten rápidamente
en pseudo-adultos, permaneciendo en un estado larvario el resto de sus vidas.
La sociedad deriva hacia un camino donde nadie es responsable de nada, donde
nadie es siquiera responsable de sus propios actos, donde sólo pretendemos
exigir a los demás, sin exigir nada de nosotros mismos, lo cual nos conduce a
la estupidización, a la idiotez extrema, en una sociedad que supuestamente está
mejor preparada que nunca. Los jóvenes no llegan a ser nunca adultos, aunque
ellos crean lo contrario, mientras que los propios adultos tampoco lo son.
Por otra
parte, ¿qué repercusiones cree que tiene actualmente ese predominio del
periodismo rosa sobre el ámbito periodístico español y la sociedad en general?
No sé si me
preocupa tanto el periodismo rosa como el periodismo amarillo, el
sensacionalista, el que vende escándalos. Últimamente en algunos medios prima
más lo que vende que la información pura y dura: asesinatos, persecuciones y
todo tipo de impactos visuales potentes, que carecen totalmente de interés.
Dudo que este tipo de sucesos tenga la suficiente relevancia como para abrir un
Telediario, por ejemplo. Así, la gente piensa que conoce la actualidad del día
a día, en tanto que está viendo algo totalmente distinto.
¿Cree que
la máquina institucional española se muestra pasiva, o incluso, respalda esta
prevalencia de los periodismos rosa, amarillo y deportivo, como medio para
distraer a la sociedad de una crisis prácticamente global? ¿Debería el Gobierno
frenar la emisión de telebasura, ya por una simple cuestión de ética?
No tenemos
que exigirle a las instituciones que acaben con la telebasura; más bien debemos
exigir al ciudadano la responsabilidad de elegir lo que quiere ver. Nadie
obliga ver a Belén Esteban gritando, como tampoco se obliga a nadie ver los
documentales de la 2. No debemos pedir a nadie que nos coarte, que nos limite
nuestra libertad, debemos ser nosotros mismos los que nos responsabilicemos de
nuestros actos.
Analice
esto: ¿No es contradictorio que en Occidente vayamos detrás de Belén Esteban
con una cámara, y en el Magreb detrás de Gadafi con un palo?
No, porque
si te fijas, probablemente concluyas que lo que quieren en el Magreb es
perseguir a una Belén Esteban con una cámara. En nuestro ejemplo occidental es
darlo todo por hecho, dar por supuesta una sociedad democrática. El ejemplo que
transmitimos a Oriente Medio y al mundo en general es que vivimos muy bien y
que nuestras preocupaciones son tan insignificantes que nos dedicamos a
contemplar la vida de una señora. Dudo que sea el mejor ejemplo. Lo que sí que
importa es que esto sea compatible con una alta exigencia democrática.
¿Cómo
combatir esa perversión del periodismo, en tanto que en lugar de contar
historias, crea personajes, y con ellos historias?
El
periodismo se basa en contar historias a través de personajes. Al final no
importa tanto lo que tengas que contar como quién lo cuente, como en el caso de
los chistes.
¿Se están
construyendo en las facultades las bases de un periodismo responsable y vital
para la sociedad, o no?
Realmente
en la universidad aprendes lo que quieres aprender, y más que de la facultad
depende de uno mismo. Puedes aprovechar tu tiempo de una manera fantástica,
descubrir un mundo maravilloso con gente inquieta también, o puedes vegetar en
el bar. Es verdad que existe cierta responsabilidad achacable al modelo
educativo, pero intervienen tantos factores, como la hora de la clase, el
profesor, etc. que no podemos responsabilizar solamente a las grandes
instituciones. La universidad por definición es buena siempre, y debemos estar
todos pendientes de mejorarla.
En el
Magreb, la gente se juega la vida por sus libertades, en tanto que en Occidente
apenas si hay movilizaciones con cuatro millones de parados. ¿Estamos ante una
sociedad exenta de crítica, muy condescendiente?
No. La
verdadera consigna que cantaban en Egipto, así como en Túnez y ahora en Libia,
es “queremos pan y libertad”. Como decía Bakunin, el verdadero motor de la
revolución es la patata; lo que realmente moviliza a la gente no es tanto la
ausencia de libertad como la ausencia de pan. Con la crisis actual, esta
situación se agudiza en lugares con economías y condiciones vitales frágiles,
como los casos anteriores. El New York Times se planteaba hace poco cómo es
posible sostener un 20% de paro en España sin haber movilizaciones en las
calles. La respuesta es que sí es posible, porque mientras haya pan, la gente
no se va a movilizar. Actualmente la primera pretensión del pueblo libio es
comer. En Occidente, por el contrario, nadie muere de hambre.
Genera placer
auditivo el rigor y la exquisitez lingüísticos de los que se sirven periodistas
de Radio Nacional como usted o Pepa Fernández. ¿Se ha perdido actualmente ese
fervor por el lenguaje?
Te
agradezco el cumplido, pero no estoy de acuerdo con él. No estaría bien que
disponiendo de este altavoz hiciéramos un mal uso del lenguaje. Hablar tres
horas diarias por la radio puede conducir de vez en cuando al error, y pido
disculpas por ello, pero lo que sí debemos es tratar de ser lo más correctos
posible en el uso de estos instrumentos lingüísticos que nos dan de comer: el
diccionario, el vocabulario…
CQC, como
programa que combinaba información y sentido del humor, alcanzó reconocimiento
y prestigio nacional con prontitud. ¿Cree que se debe a ese clima distendido y
humorístico que caracterizaba los reportajes? ¿Cree que es importante para el
espectador rebajarle formalismo y tensión a un programa informativo, como en el
caso de CQC?
Caiga Quien
Caiga, o algún programa similar, debería tener un hueco en alguna de las
parrillas televisivas. Son casi necesarios a veces el humor y la ironía para
poder soportar la realidad, y esto es lo que perseguía CQC: tratar la realidad
con sarcasmo, con su punto de queja y denuncia… Abogo por que vuelva.
Usted ha
sido uno de los protagonistas, en el campo informativo, de la gala de los Goya
de este año. ¿Le falta algo al gran escaparate audiovisual español? ¿Refleja
realmente cómo es la cultura audiovisual española?
Creo que
refleja a la perfección cómo es el sector audiovisual español: con sus grandes
discursos interminables, sus grandes apuestas, sus rifirrafes, sus polémicas,
su manifestación, sus mujeres estupendísimas y con talento desbordante, y sus
directores, que tienen mucha influencia internacional. Hasta toda la polémica
de anonimus y del discurso de De la
Iglesia reflejan muy bien el panorama social español.
¿Cómo
llegar a ser un grande en el periodismo, teniendo en cuenta el fenómeno de
masificación que afecta a este ámbito y las generaciones de periodistas
insustituibles?
Desafortunadamente,
aquí nadie es insustituible, y, en lo referente a cómo llegar a ser un grande,
habría que preguntárselo a Luis del Olmo o a Iñaki Gabilondo; éste último se
fue y no ha pasado nada. Sí creo que este trabajo tiene mucho de constancia y
perseverancia, pero realmente no sé cómo ser un grande.
¿Es
consciente de la cantidad de seguidores/as que tiene a nivel mediático, aparte
de por su indiscutible calidad como periodista, por su voz, como fuente de una
intensa atracción auditiva?
“Fuente de
una intensa atracción auditiva…” (Risas). Realmente no somos conscientes.
Recibimos mucho cariño, interés y críticas, y animo a que los que nos escuchan
sean aún más exigentes, pues en este oficio es prácticamente la única manera de
mejorar.
¿Qué busca
Toni Garrido en el futuro?
El futuro
es mañana, y la lucha constante es vencer la rutina, y, en mi caso, también
intentar hacer mi programa mejor día a día. De todas maneras, en esto de la
comunicación no conviene pensar en el futuro.
Por último,
¿a qué se enfrenta y de qué recursos necesita disponer un joven que se plantee
ser periodista hoy?
Paciencia,
ser perseverante; esperar tu oportunidad. Y lo que necesitas verdaderamente es
tener una intención muy clara por aportar algo, y no por imitar modelos
representativos en el panorama periodístico; también es importante descubrir
una curiosidad y una inquietud por comunicar. Hay que combinar las ganas de
querer contar algo con tener la capacidad para hacerlo.
Publicado en
eolapaz.com en el número 418, 21 de mayo de 2011. Entrevista realizada en los
estudios de la Casa
de la Radio
(RNE) en Madrid, tras la emisión del programa “Asuntos propios” de Radio
Nacional que presenta Tony Garrido
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Queremos saber tu opinión. Se respetuoso y enriquece a la comunidad