J. Buendía
El actual
debate sobre la privatización en la gestión de algunos servicios como la
sanidad, nos lleva a plantearnos si realmente el ámbito privado sabe gestionar
los recursos de una manera más eficiente, o si simplemente su recorte en gastos
repercutirá en una peor calidad, y en una situación como esta, nos resulta
imposible no acordarnos de las concesiones que se hacen, por ejemplo, en la
líneas de autobuses.
Recientemente,
la compañía Alsa ha tenido algún que otro problema en cuanto a la seguridad de
sus pasajeros en el trayecto que realiza entre Torrelavega y La Avenida de los Castros,
punto de encuentro de la práctica totalidad de los alumnos de la Universidad de
Cantabria, y por consiguiente, una línea muy transitada en hora punta. Su clara
prioridad, es el mínimo desplazamiento de su flota de autobuses, medida
que en algún momento ha ocasionado
acumulaciones en estos superiores al límite de pasajeros permitidos, viajando
algunos de pie en un camino que atraviesa la autovía del cantábrico con la
consiguiente detención y dado el alto por unos agentes de la Guardia Civil en
incluso dos ocasiones.
Además nos
consta que la empresa Alsa ha recibido numerosas quejas y reclamaciones en
trayectos de larga distancia como el que recorre el tramo Santander-Madrid
“atendiendo” a viajeros “por encima de sus posibilidades” y alojándoles en
autobuses de empresas subcontratadas que no reunían en muchas ocasiones las
características de los autobuses a los cuales estaban sustituyendo,
produciéndose por consiguiente un desequilibrio entre el precio pagado y la
calidad del servicio.
Probablemente
los costes en sanidad se reduzcan pero, ¿realmente será esta gestión mejor o
simplemente se empeorará la calidad de esta con el objeto de incrementar
beneficios?
Imagen unican.es
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