María Muñiz,
Lucia Ruiz Vila, Rocio García / EPE 2013. Enredados
Esperamos a Carol, la chica de la
que tanto hemos oído hablar. Ahora, queremos que nos cuente su peculiar
historia. Cuando se acerca, notamos que tiene algo especial que nos hace querer
ser como ella. Nos va a empezar a contar su historia, como si se tratase del
guión de una película nominada al Oscar. Un premio que, sin lugar a dudas,
ganaría.
Carolina Ruiz Marcos estudió
Periodismo y en el año 2004 se le presentó la oportunidad de formar una
compañía un poco particular llamada Spiral,
con un grandísimo profesional del teatro comunitario y del teatro de creación:
Chris Baldwin. Ella valora especialmente tener la oportunidad de trabajar en un
proyecto que la emociona, como es el teatro comunitario, Spiral. Decidió probar suerte con esta compañía porque no tenía
nada que perder y, tras vivir mucho tiempo en el extranjero, volvió a La Rioja , donde surgió todo.
Spiral no tiene una plantilla
de actores fijos, sino que acude a los pueblos y hace teatro con las gentes del
lugar. Esto es lo que se llama el teatro de creación, es decir, el que no parte
de un texto preconcebido sino que crea un montaje a partir de ideas o conceptos.
Todo ello se asienta sobre la llamada “renegociación cultural”: los pueblos
tienen una cultura y, a partir de ahí, crean algo nuevo desde sus propias
emociones y experiencias.
Al empezar este proyecto, siempre se
oían las típicas frases desalentadoras que aún hoy siguen sonando y acabando
con muchas ideas innovadoras: “eso no se puede hacer” o “eso nadie lo va a
querer hacer”. Pero el destino les deparaba una gran sorpresa: la gente,
contagiada por la alegría de Spiral,
formó parte de un proyecto que, sin lugar a dudas, sería un éxito.
Nos comenta que al principio siempre
hay cierta falta de autoestima, ya que, en general, las personas carecen del valor para decir: “vamos a hacer
algo nosotros mismos”.
Al principio, en los pueblos, cuando
la gente les veía llegar con su propuesta de convertir en actores al vecindario,
pensaban “esto no es trigo limpio, seguro que algo ocultan”. Por tanto, había
que romper los prejuicios cada día y estar abiertos a todas las experiencias.
Spiral no solo es una
“compañía de teatro ambulante”, es un proyecto que crea la oportunidad de hacer
algo muy grande entre todos, como es ponerse de acuerdo y dejar a un lado los
prejuicios, tratando los problemas y conflictos de forma alegre. El “milagro
Spiral” consiste en dar visibilidad a cosas que están olvidadas y que necesitan
un espacio seguro para hablar de ellas. Uno de los casos más recientes de este
milagro ha sido en el Nansa (Cantabria) con el proyecto El Nansa de mis abuelos, el
Nansa de mis nietos. Una gran creación que conmovió a pequeños y grandes
con una gran representación de sombras
chinas.
Nos cuenta que los momentos más
gratificantes tienen lugar cuando, al acabar un montaje (que “nadie quería
hacer” y que “no se podía hacer”), descubren que se ha convertido en una
maravillosa representación.
Al acabar, una mujer se acerca a
Carol: quiere darle las gracias por haberle animado a alzar la voz y hacerse
valer. Igualmente, viene un niño que era tímido y le dice que ella le ha
ayudado a acabar con su timidez.
Pero, sobre todo, ella valora los
momentos en que alguien le dice “gracias” de todo corazón y con lágrimas en los
ojos.
Nosotras nos despedimos de la Mary Poppins del
teatro con los ojos vidriosos y el corazón enamorado de una idea que ha movido
a mucha gente, que ha dado oportunidades, que ha resuelto problemas, y que ha
traído esperanza a pueblos donde no se les permitía tenerla.
Este es solo el comienzo de Spiral, nominada al Oscar como mejor
película.
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