Tamara
Cicero
Desde hace
mucho tiempo las migraciones han ayudado a subsistir a muchas personas y a su
vez han enriquecido a otras. La necesidad de los más pobres ha sido aprovechada
por los que más tenían, para ofrecerles trabajos duros con salarios ridículos.
Las dificultades socio-políticas y sobre todo las económico-laborales han
obligado a hombres y mujeres a abandonar sus países de origen y a sus familias,
para labrarse un futuro mejor. La necesidad es tan grande que dan el enorme
paso de lanzarse a una aventura incierta, difícil y peligrosa que en ocasiones
les lleva a la muerte.
Entre
tanto, al acecho de los más necesitados, se encuentran las grandes mafias que
han visto en el tráfico de personas un enorme filón que están explotando sin
ningún tipo de remordimiento, abusando cruelmente de la desesperación y el
analfabetismo de muchas de ellas. Su modus operandi es bien diverso, en la
mayoría de las ocasiones endeudan tanto a las personas que dicen querer ayudar
que estas no tienen más remedio que someterse a la voluntad de sus opresores,
que les explotan salvajemente durante años para cobrarse una jugosa deuda,
anulando casi siempre la voluntad de estas gentes y en muchas ocasiones
arruinando su vida para siempre.
Estas
mafias internacionales utilizan en la mayor parte de los casos a personas que
entran de manera ilegal, reteniéndoles la poca documentación que portan. Cuando
los inmigrantes se dan cuenta que sin dicha documentación no pueden realizar
ningún trabajo digno, se ven abocados a realizar cualquier tipo de tarea, que
habitualmente es proporcionada por los dirigentes de estos sindicatos del
crimen. En el caso de las mujeres jóvenes una de las más habituales es la
prostitución, que reporta dinero muy rápidamente y en grandes cantidades, lo
cual las permite pagar su deuda con rapidez, pero el gran problema es que ellas
entran en un círculo vicioso del que no consiguen salir sin ayuda, pues si
ejercen otro trabajo (digamos más honesto) ven muy mermados sus ingresos y
vuelven a recaer. Por su parte, los hombres suelen quedarse con trabajos duros
y poco remunerados, que no necesitan ningún tipo de cualificación, trabajos que
han sido desechados por los inmigrantes legales y, no digamos ya, por los
ciudadanos de dichos países, estos trabajos suelen estar asociados a puestos
bajos en gremios de la construcción o labores sacrificadas en el campo, además
de trabajos de limpieza y mantenimiento en establecimientos de hostelería, con
largas jornadas de trabajo que, muy a menudo, superan las doce horas diarias,
sin ningún derecho a vacaciones ni días festivos y por supuesto sin afiliación
a la Seguridad
Social.
En los
últimos años los inmigrantes tanto legales como ilegales han tenido que añadir
nuevas dificultades a su compleja situación. Por una parte, aquellos que venían
históricamente con papeles y que por tanto estaban dentro de la ley, han visto
drásticamente recortados los permisos de trabajo concedidos, por otro lado, los
que acudían por medios poco legítimos, en la mayoría de los casos jugándose la
vida, veían tremendamente reforzados los sistemas de vigilancia, que en muchas
ocasiones daba con su detención y posterior repatriación a su lugar de origen,
dando al traste con sus ilusiones y con su dinero, aportado antes de iniciar la
siempre insegura aventura.
Las mafias
dedicadas al tráfico de personas se han dado cuenta muy rápidamente de los
cambios que se han ido produciendo en los países más desarrollados y han ido
adecuando sus maneras de proceder a los nuevos tiempos, así están sobornando
jugosamente a algunas personas con poder de decisión en temas de inmigración,
permitiendo que la obtención de permisos de residencia y de trabajo les sean
favorables, así mismo, buscan desesperadamente nuevas rutas y nuevos mecanismos
para hacer pasar de un lugar a otro a aquellas personas que en muchas ocasiones
se juegan la vida en un desesperado intento de llegar a un país desarrollado
que les abra las puertas de un futuro mejor para ellos y para sus familias.
Siempre hay que tener muy presente que las redes que se dedican a la
explotación de inmigrantes tienen un objetivo primordial, que no es otro, que
ganar la mayor cantidad de dinero posible, utilizando cualquier método lo
suficientemente persuasivo para conseguir que las personas se dobleguen a su
voluntad sin importar el medio necesario para conseguirlo, recurriendo a la
extorsión, las amenazas de asesinato de algún familiar o el secuestro de algún
hijo.
Todo esto
es bien conocido por la policía de los países receptores que se empeña en
desmantelar a estos grupos criminales, si bien, se encuentra con no pocas
dificultades, entre ellas los mutantes sistemas de funcionamiento que utilizan
las mafias y que hacen que sean muy difíciles de investigar. Una reflexión a
considerar sería la necesidad de exigir a los gobiernos de los países
receptores de inmigrantes que dotasen a sus cuerpos de seguridad de más medios
para luchar en mejores condiciones contra estos grupos, cuyos dirigentes son
personas sin valores morales que conocen perfectamente la situación de
necesidad en los países de partida y la permisividad en las leyes de los países
de destino. No olvidemos que se juega con la minoría de edad y con el embarazo
de las mujeres para evitar su repatriación.
Comparando
las diferencias existentes en calidad de vida entre los países más ricos y los
más pobres, tanto a nivel de tranquilidad social como económica, todo indica
que seguirá el goteo de la inmigración en los países desarrollados, por tanto,
ahora que el mundo atraviesa una grave crisis económica, si queremos evitar la
aparición de la xenofobia, la mano de obra barata y el aumento de problemas
sociales con los inmigrantes, habrá que estar muy atentos a las mafias que en
pleno siglo XXI, inundan de manera ilegal y abusiva a estos países con personas
que van en busca de la felicidad, en un mundo que ellos creen mejor, y por el
contrario se ven totalmente explotadas y con una relación de sometimiento que
en algunas ocasiones les dura hasta el día de su muerte. Contra estas personas
sin escrúpulos que sólo buscan su lucro personal, no encuentro nada más
acertado que esta famosa cita de Albert Einstein:
“EL MUNDO
NO ESTA AMENAZADO POR LAS MALAS PERSONAS, SINO POR AQUELLOS QUE PERMITEN LA MALDAD “
Imagen de
elrincondelina.blogspot.com
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