Los
movimientos insurgentes en los países árabes tienen su inicio en diciembre de
2012, cuando un joven tunecino, Mohamed Bouazizi se inmoló prendiéndose fuego
en una plaza del centro de la ciudad de Túnez.
El funeral
de este joven se convirtió en un clamor de protestas contra la falta de
oportunidades, expectativas y contra la tiranía del gobierno del presidente Ben
Ali, y la oligarquía que controlaba las riquezas y el poder en Túnez.
Esta acción
se expandió rápidamente por otros países limítrofes y con similitudes socio
políticas, provocando revueltas, y levantamientos en países como Libia, Egipto,
Jordania, Marruecos, Siria , Bahréin y Emiratos Árabes.
En Libia
las revueltas provocaron una guerra civil que enfrentó a milicias armadas con
el Ejército de Muamar Gadaffi. El conflicto acabo con el derrocamiento del
dictador libio, en gran parte debido a la intervención militar de Naciones
Unidas, esgrimiendo la necesidad de un marco de paz y seguridad en la región.
En Egipto,
las revueltas enfrentaron a la oposición, tanto laica como musulmana contra el
presidente Mubarak, que llevaba más de 20 años gobernando el país.
La
intervención del Ejército, evitó una guerra civil y acabó con Mubarak
encarcelado por diversos delitos, pero no ha resuelto definitivamente el
problema político y de convivencia en el país.
A comienzos
de 2011 se producen diversas manifestaciones y protestas en algunas ciudades,
donde la población reclama cambios en el gobierno, protesta contra la alta
inflación, el desempleo, y el declive económico y político del país.
El gobierno
respondió de forma violenta reprimiendo las manifestaciones, arrestos masivos,
torturas de prisioneros, brutalidad policial, lo que provoco la intensidad de
las revueltas que se extendieron a otras regiones, y supuso que parte de la
sociedad civil y miembros del Ejército desertaran y se alzaran en armas contra
el gobierno del presidente El Asad, formando el Consejo Nacional Siro.
El
presidente Bassar El Asad, gobierna Siria desde que en 2000 sucediera a su
padre en la presidencia del país. Siria tiene un régimen de partido único (
Baaz), que controla el poder en Siria desde 1964 tras un Golpe de Estado .
Los grupos
opositores fueron incrementando sus acciones militares y ampliaban las zonas
bajo su control, especialmente al norte de Siria, cerca de la frontera turca,
mientras el ejército regular utilizaba todo su potencial para frenar el avance.
Las luchas
encarnizadas entre el Ejército sirio y los grupos armados de la oposición,
agrupados en el denominado Ejército Libre de Siria, provocan un éxodo masivo de
civiles que se refugian en el sur de Turquía, lo que provoca las primeras
tensiones diplomáticas entre ambos países, que se traducen en enfrentamientos
armados.
Los
enfrentamientos se repiten y generalizan por todo el país. Emboscadas, ataques
aéreos, bombardeos, atentados con coches bomba, armas químicas, todo es
susceptible de ser utilizado con el fin de aniquilar al enemigo Algunos
combates por el control de ciudades estratégicas son especialmente encarnizados
como los de Homs, Alepo y Hula donde los muertos superan los 10.000 y muchos
más heridos. Tampoco Damasco se libra de los combates y los insurgentes se
apoderan de diversos barrios periféricos de la capital Los enfrentamientos
llegan al centro de la capital.
Las muertes
desde el inicio de la crisis superan las 100.000 personas. Al mismo tiempo la
guerra ha provocado un movimiento de civiles que huyen de los bombardeos y
luchas, y que se estiman en más de dos millones de refugiados, repartidos entre
Turquía, Líbano y Jordania, y que tiene que subsistir con la ayuda de esos
países y de las organizaciones humanitarias internacionales.
Desde el
inicio del conflicto, la comunidad internacional comienza a interesarse por el
mismo. Las grandes potencias han tomado posiciones a favor de unos y otros.
Estados Unidos y Reino Unido, y la mayor parte de los países de la Unión Europea
claramente a favor de la oposición, fomentando el envío de material bélico y
entrenamiento de las facciones rebeldes y exigiendo el abandono del poder del
presidente Asad.
Rusia se ha
posicionado a favor del gobierno de Asad, enviando material militar, asistiendo
técnicamente a su ejército y oponiéndose firmemente a cualquier tipo de sanción
al régimen sirio. China se ha mantenido en una vaga neutralidad.
Esta
confrontación política ha provocado que el Consejo de Seguridad de la ONU no pudiera tomar ninguna
resolución definitiva.
Recientemente
la utilización de armas químicas por parte del gobierno sirio provoco una
repulsa generalizada de la comunidad internacional, y puso a diversos países
alineados con Estados Unidos al borde de una acción de castigo contra Siria.
Finalmente
la diplomacia rusa evito el ataque, con el compromiso del gobierno sirio de
eliminar por completo su arsenal químico.
En estos
últimos meses, las fuerzas gubernamentales han realizado un contraataque en
todas las regiones reconquistando la mayor parte de las ciudades importantes y
provocando cuantiosas bajas en las fuerzas rebeldes. Este avance militar no ha
estado exento de utilización de métodos inadmisibles según los convenios
internacionales causando destrucciones masivas.
Esta
pérdida de poder de las facciones rebeldes tiene explicación en parte por los
enfrentamientos internos en sus filas motivados por cuestiones tanto de
ideología política como de sentimientos religiosos. La perspectiva de que el
país tras la caída del régimen sirio, se convirtiera en un nuevo Irak, con
enfrentamientos étnico-religiosos ha provocado un enfriamiento en el apoyo
internacional a estos grupos
Más allá de
la tragedia humana, no podemos obviar lo que económicamente ha supuesto este
conflicto, con una destrucción de más del 40% de las infraestructuras, caída
del PIB del 50%, inflación del 200% y la idea de que el 80% de la población
vive por debajo del umbral de la pobreza.
Toda la Comunidad internacional
tiene sus esperanzas de solución de este conflicto en la Conferencia Ginebra
II a celebrar en fechas próximas, donde se pueda encontrar un camino a la paz,
vía que casi con total seguridad exigirá que el presidente Asad abandone el
poder y el inicio de un futuro para el país.
Imagen dessin.eklablog.com
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