lunes, 10 de febrero de 2014

La hora de Europa


Inés García


Del 22 al 25 de mayo los ciudadanos pertenecientes a la Unión Europea estamos llamados a las urnas. Estas elecciones quizás sean las más importantes celebradas hasta la fecha. Europa está inmersa en una crisis económica desde hace algunos años y esto ha provocado variación en el sentimiento hacia la institución europea.
La UE se fundó recién acabada la segunda guerra mundial. En un primer momento nació con la idea de impulsar la cooperación económica de los países que la formaban. Esta relación comercial pretendía que las posibilidades de conflicto entre ellos disminuyeran. Lo que comenzó siendo una unión económica ha evolucionado hasta convertirse hoy en día en una organización política con presencia en todas las actividades: social, desarrollo…


Esta presencia de la UE en la vida política de los países miembros ha sido recibida por los ciudadanos con cierta indiferencia. La prueba está en la escasa participación que históricamente han tenido las elecciones al Parlamento Europeo. Digo indiferencia en el mejor de los casos, porque en el peor podría pensarse en una oposición a que desde Bruselas se manejen los asuntos propios de cada país.
Los ciudadanos pertenecientes a la UE están tomando posiciones muy definidas ante las elecciones del 2014. Estas posiciones vienen marcadas probablemente por la crisis económica  que ha obligado a recomendaciones, y en algún caso imposiciones, a los países miembros que no han sido entendidas por la mayoría de los ciudadanos que no han pensado en el conjunto de la Unión si no en su propio país.
Por un lado tenemos a los eurófobos, representados por grupos ultras nacionalistas que se manifiestan abiertamente en contra de la UE. Han aprovechado la situación actual para ganar seguidores. Piensan en clave nacional y cada país tiene su propio grupo. Por otro lado tenemos los euroescépticos, que sin mantener una posición totalmente en contra a la Institución, dudan que las soluciones puedan venir desde Bruselas. Un tercer sentimiento es el de los indiferentes. Normalmente son gente que acepta la presencia de la UE en la vida política de su país, de igual manera que aceptaría su no presencia. En último lugar tenemos a todos aquellos que apoyan la Unión sin reservas y convencidos que Europa es una vía de solución a los problemas presentes y futuros de cada país miembro. Para ello reclaman solidaridad y visión de conjunto.
He realizado tres preguntas a tres personas, tratando de identificar estas posiciones y de obtener alguna información adicional sobre el sentimiento hacia Europa  de los votantes:

1-.¿Puede la UE dar respuesta a los problemas sociales, económicos...de los distintos países miembros?

2-.La participación en las últimas elecciones europeas fue del 43%,¿estamos en contra de la UE o es falta de interés?

 3-. Algún aspecto que usted crea que fomentaría el europeísmo.


Jesús Manuel García Cruz (48 años)

1.- Sí. Aplicando principios de solidaridad entre los países miembros y fomentando políticas de rigor presupuestario, fomento del empleo e igualdad.

2.- Yo creo que no conocemos suficientemente bien qué es la Unión Europea y el alcance que puede tener. Esto es un problema de la Institución que no se acerca a los ciudadanos. Por otro lado es cierto que solemos pensar en clave nacional.

3.- Mayor participación ciudadana, armonización en aspectos como educación, sanidad, economía… e idioma común.

José Fernández Herrero (73 años)

1.- No. Los problemas en un país son distintos a los de otro y por tanto es muy difícil que haya soluciones comunes para cada uno de los problemas.

2.-Yo no estoy en contra de la UE pero no voy a votar porque no creo que, tal y como está montada, vaya a aportar algo a nuestra vida. Más bien al contrario.

3.-Que en las campañas electorales se hable de Europa. Me temo que en esta campaña los políticos hablarán de los problemas nacionales, que son los que nos importan a los ciudadanos.

Patricia Pérez García (37 años)

1.- Mientras no pensemos todos en clave europea es muy difícil que pensemos en que las decisiones adoptadas por Bruselas son soluciones porque lo que unos vean como positivo probablemente otros lo verán como negativo.

2.- Las dos cosas. Creo que las elecciones europeas despiertan muy poco interés en los ciudadanos, pero por otro lado hay mucha gente que ve al Parlamento Europeo como un elemento extraño que no debe ingerirse en la vida política nacional.

3.- La educación. El Parlamento Europeo debe pensar a medio-largo plazo y trabajar con las nuevas generaciones para que entiendan que Europa Unida hace más fuerte a los Países miembros


Como he dicho: es la hora de Europa. Sería importante que la participación aumentara en Mayo. Sin lugar a dudas una mayor participación supondría que los ciudadanos daríamos legitimidad al Parlamento resultante. “Solemos pensar en clave nacional”, me decía Jesús, y en cierto modo esto encierra uno de los grandes problemas. Cuando nos acercamos a las urnas votamos a favor o en contra de los partidos en función de cómo nos afectan sus decisiones a nivel nacional. José reclamaba que en la campaña electoral se hablara no de nuestro país sino del conjunto europeo. Es difícil fomentar una participación sincera cuando los discursos son los mismos que los escuchados en las elecciones nacionales. Patricia reclamaba políticos de primer orden capaces de captar el interés de los votantes.
Pero hay dos aspectos que creo que son claves para conseguir una Europa fuerte, legitimada a través de unas elecciones altamente participativas: información-educación y solidaridad. El primero nos permitiría entender y probablemente aceptar a una institución que sin lugar a dudas vela por los intereses de todos los ciudadanos. Pero es el segundo el que creo más importante. La solidaridad nos conduciría a pensar en que la ayuda a un país lejano y extraño a largo plazo será beneficioso para nosotros mismos.
Por tanto, en Mayo debemos acudir a las urnas. Allí expresaremos nuestra opinión: unos en un sentido y otros en otro, pero acudiendo, nos haremos oír. Unos para decir un sí rotundo a la institución, otros para dar representación a grupos en contra de la misma, pero nunca dejemos de ir porque en Mayo es LA HORA DE EUROPA.





Imagen hablamosdeeuropa.es

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