La batalla
de Annual, conocida como Desastre de Annual, fue la peor derrota militar que
sufrió España en su historia reciente. Debe su nombre al lugar donde se produjo
la contienda, la ciudad marroquí de Annual, cercana a Melilla y perteneciente a
la comarca de El Rif cuyos habitantes, comandados por Abd El-Krim, líder de las
cabilas o tribus rifeñas que luchaban por su independencia del colonialismo de
España y Francia, derrotaron al ejército español el 22 de julio de 1921.
Tras la
pérdida de las últimas colonias de ultramar en 1898, Cuba y Filipinas, España
estaba deseosa de recuperar parte del prestigio perdido intentando situarse
entre las potencias coloniales europeas las cuales se habían repartido casi la
totalidad del continente africano excepto el territorio que hoy es Marruecos,
estableciendo en este lugar un protectorado económico, político y militar. A
España se le presenta el problema de la resistencia de grupos autóctonos a ser
dominados, creando un conflicto constante que la obliga a enviar a África
numerosas tropas reclutadas forzosamente y creando un malestar social que
provoca la Semana
Trágica de Barcelona, que finalizó con 83 muertos, 75 civiles
y 8 militares.
El año 1921
fue nefasto para España. El general Silvestre, nombrado Comandante General de
Melilla en 1920, se comprometió ante Alfonso XIII a alcanzar el núcleo rebelde
de Abd-el-Krim, hoy Alhucemas, una
localidad costera del norte de Marruecos situada entre Ceuta y Melilla antes
del 25 de julio, día de Santiago.
En pleno
julio inició una campaña de rápido avance que dejaba posiciones prácticamente
incomunicadas y con escasez de víveres, con la idea de llegar hasta la bahía de
Alhucemas, cuartel general de las tribus rifeñas más violentas. Empezó el
avance para eliminar la escasa resistencia existente. Era un plan arriesgado,
ya que los soldados españoles, en su mayoría reclutados forzosamente estaban
muy poco entrenados, pésimamente pagados y alimentados, sumándole además un mal
equipamiento formado por fusiles y artillería pesados y anticuados.
En estas
circunstancias las tropas españolas estaban desmoralizadas y desmotivadas
existiendo dentro del mismo ejército importantes problemas de corrupción tanto
a nivel de intendencia y oficialidad como entre la tropa, ya que estos últimos
vendían sus propios fusiles y municiones a los rifeños. El contraataque no se
hizo esperar, asediando la posición española de Igueriben. El agua escaseaba y los rifeños están mucho
más acostumbrados a las duras condiciones del desierto africano, provocando una
situación preocupante.
Tras la
victoria de los rifeños en el combate de Abarrán, en el mes de mayo, éstos se
hicieron con abundante material bélico, dándose cuenta de la debilidad
española, lo que facilitó que su líder Abd el-Krim ganase multitud de apoyos
reuniendo un ejército de 11.000 hombres.
El 17 de
Julio de 1921 las tropas rifeñas llevaron a cabo un primer ataque contra la
posición de Igueriben, encontrándose entre ellas algunas cabilas que fueron
pagadas por los españoles para mantenerlas controladas. El campamento
fortificado fue tomado 5 días después del ataque a pesar de que los españoles
intentaron socorrer a los sitiados por medio de refuerzos. El ejército español
se había visto incapaz de imponer su fuerza y entre la tropa cundía el desánimo
y el miedo debido a las noticias que llegaban y las historias que se contaban
acerca de la crueldad de los rifeños con sus prisioneros. Tras este asalto
comenzó a correr peligro el principal campamento español situado en Annual,
concentrándose a su alrededor unos 18.000 rifeños ávidos por
hacerse con el botín del campamento español contra 5.000 asediados, de los
cuales sólo 3.000 eran españoles.
El día 22
de julio llega un mensaje del Alto Comisario Berenguer, asegurando el envío de
provisiones y refuerzos desde Tetuán, ya que la situación del campamento
empezaba a ser desesperada ante la escasez de agua. Al mismo tiempo se tiene
conocimiento de que tres columnas rifeñas se dirigen hacia Annual, lo que hace inevitable la evacuación del
Puesto. Se traza el plan de retirarse hasta las fortificaciones de Ben Tieb y
Dar-Drius donde el abastecimiento es mucho más sencillo. Esta retirada
constaría de dos partes, en la primera se evacuarían los mulos portando la
mayor cantidad posible de material y en la segunda la tropa, los heridos y todo
aquello que no hubiesen podido cargar los mulos. La evacuación se inicia a las
11.00 horas, llevándose los españoles la desagradable sorpresa de que los
caminos que habían de utilizar se encontraban tomados por policías rifeños que
habían traicionado a España.
Desde el
primer momento, las tropas españolas son tiroteadas, provocando el pánico entre
los soldados, lo que convierte una retirada planeada en un caos de sálvese
quien pueda, mezclándose ambos convoyes. Los soldados salen corriendo
abandonando armamento y enseres en el desierto y en pocas horas mueren 4000
españoles, abatidos por los rifeños. Ese número tan elevado se debe a que los defensores
de las posiciones intermedias, también se unen a la retirada. Los
supervivientes consiguen llegar a Dar-Drius, pero en la plaza el desánimo y el
miedo hace que las tropas se sigan retirando cada vez a posiciones más cercanas
a Melilla. Los heridos son abandonados a
su suerte y todo resulta un caos, a excepción del cuerpo de Regulares que
logran organizarse y evitar la muerte de muchos españoles.
Es de
destacar la acción en combate del Regimiento de Caballería Alcántara, el cual
realizó varias cargas contra la masa de rifeños para cubrir la retirada de la
infantería, lo cual permitió salvar la vida de numerosos españoles, no sin
pagar el Regimiento un altísimo precio, de los 700 hombres que lo componían
sólo consiguieron sobrevivir 60.
Los
rebeldes rifeños amenazan con tomar Melilla, siendo la plaza reforzada el día
24 de julio por dos banderas de la
Legión llegadas a toda prisa desde Ceuta, comandada una de
ellas por el Comandante Francisco Franco Bahamonde.
La crisis
de Marruecos finaliza con la pacificación del territorio tras el desembarco
hispano –francés de Alhucemas, el 8 de septiembre de 1925. Las consecuencias
políticas provocadas por este desastre militar ayudaron a socavar los cimientos
de la monarquía de Alfonso XIII, siendo los problemas generados por Annual la
causa directa del golpe de Estado y la dictadura del General Miguel Primo de
Rivera.
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