miércoles, 12 de noviembre de 2025

Incendios


Durante agosto de 2025, España enfrentó una de las peores oleadas de incendios forestales que se han visto de décadas. Miles de hectáreas fueron consumidas por llamas, cientos de personas tuvieron que ser evacuadas, y los servicios de emergencia trabajaron sin descanso para controlar el fuego. Este desastre ambiental no solo fue el resultado del calor extremo, sino también de una serie de errores estructurales y de gestión que empeoraron la situación. Las principales causas de los incendios fueron, en primer lugar, las condiciones meteorológicas extremas.

El país experimentó una intensa ola de calor, con temperaturas que superaron los 40ºC y una humedad muy baja. La agencia estatal de meteorología (AEMET) describió este fenómeno como una “anomalía africana”, con vientos secos y tormentas eléctricas que no traían lluvia, lo que genero múltiples focos de incendio. Esta combinación convirtió gran parte del territorio en un polvorín, donde cualquier chispa podía desatar un incendio incontrolable.

A estos factores naturales se sumaron causas humanas. Según el ministerio para la transición ecológica, más del 90 % de los incendios en España están relacionados con actividades humanas, ya sea por negligencia, accidentes o provocaciones intencionadas. Muchos de los incendios de agosto comenzaron cerca de carreteras o terrenos agrícolas, lo que sugiere una falta de precaución y la ausencia de medidas efectivas de vigilancia y sanción.

La coincidencia de varios grandes incendios al mismo tiempo saturó los recursos de extinción.  Además, hubo factores estructurales que agravaron la gravedad del problema. El abandono del medio rural, la falta de mantenimiento de los montes y la acumulación de material seco aumentaron el riesgo. El cambio climático también está transformando los ecosistemas: los veranos son más largos y secos, y los bosques se vuelven más inflamables. Estos elementos hacen que cada temporada de incendios sea más difícil de controlar.  En cuanto a la gestión, muchos expertos han señalado errores en la prevención y la coordinación de los esfuerzos de extinción.

Un fallo importante radicó en que se reaccionó algo tarde en ciertos puntos clave. Diversas comunidades autónomas pidieron ayuda extra cuando el incendio ya se había descontrolado por completo. Aparte, la coordinación entre las diferentes instancias del Estado municipal, regional y estatal evidenció ciertas carencias, lo cual provocó demoras en la llegada de los equipos y líos en las comunicaciones. Asimismo, se hizo patente una carencia de concienciación ecológica. Bastantes ciudadanos ignoran las medidas básicas para prevenir incendios o las repercusiones de gestos aparentemente sin importancia, como hacer asados o arrojar colillas en zonas secas.

La prevención no debería ser solo cosa del verano; debería ser una labor constante todo el año, con campañas de información, planes de manejo forestal y castigos que realmente sirvan. Las cifras oficiales reflejan la dimensión del desastre: hasta finales de agosto de 2025, habían ardido más de 400.000 hectáreas, una cantidad que casi decuplica la superficie arrasada en 2024.

Tal como señaló ElTiempo.es, fue el año con mayor área quemada en treinta años. Las pérdidas tanto económicas como ecológicas son imposibles de calcular: se aniquilaron ecosistemas completos, se perdieron hábitats de especies protegidas y se expulsaron miles de toneladas de CO a la atmósfera. Aparte de los daños inmediatos, los incendios acarrean secuelas a largo plazo. La erosión del terreno entorpece la recuperación natural de muchas zonas y propicia inundaciones con las primeras lluvias otoñales. Las especies animales que consiguen salvarse se ven forzadas a emigrar o mueren por escasez de comida y cobijo. Los pueblos damnificados se enfrentan a graves pérdidas económicas: se reduce el turismo rural, se pierden cosechas y bastantes familias se ven obligadas a dejar sus casas. Por consiguiente, los incendios no son solo un problema del medio ambiente, sino también social y económico. En esta situación, diversos especialistas han apuntado que España necesita un cambio en la forma de gestionar el territorio. No basta solo con extinguir fuegos; hay que evitar que se originen.

 

 

 

Fuentes consultadas:

1.    “Protección Civil asegura que lo peor de los incendios ha pasado”, por Redacción Información, publicado en informacion.es, 31 de agosto de 2025. https://www.informacion.es/sociedad/2025/08/31/incendios-espana-pasa-proteccion-civil-fase-alerta-seguimiento-fin-121097504.html

2.    “Un verano negro de incendios en España: 348.000 hectáreas arrasadas”, por Redacción de ElTiempo.es, agosto de 2025. https://www.eltiempo.es/noticias/hextareas-quemadas-espana-ano-2025-incendios

“El cambio climático provocó incendios forestales de intensidad sin precedentes en España y Portugal”, por Euronews Green, septiembre de 2025. https://es.euronews.com/green/2025/09/04/el-cambio-climatico-provoco-incendios-forestales-de-intensidad-sin-precedentes-en-espana-y

Imagen ElMundo

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