Julio
Rodriguez, Juan Bolado, Javier Ruiz, Luis Abarca
Al igual
que hace casi doscientos años en el Salvaje Oeste, hay una nueva fiebre del
oro, pero esta no es amarilla si no de muchos colores, pero sobre todo negra
ya, como creo que sepáis, las reservas mundiales de petróleo se agotan y cada
vez hay más demanda.
Se
desarrolla en los lugares más duros y complicados del mundo, como la selva, los
hielos polares y todos los lugares de los Tierra donde nadie ha buscado antes.
Uno de los ejemplos más extremos lo encontramos en Canadá, cerca de Inuvik.
Donde un equipo de perforación trabaja durante el breve periodo invernal, en el
que las aguas del ártico se congelan lo suficiente para que el peso de la
estructura de perforación no rompa el hielo y caiga al mar con sus ocupantes.
Además los trabajadores tienen que soportar temperaturas por debajo de los
cuarenta grados bajo cero. A este tenor le sumamos otro, que los materiales de
la torre perforadora tienen que ser transportados por camiones sobre el hielo,
ya que son muy pesados para ser transportadas por pequeñas avionetas y los
barcos romperían la vital capa de hielo que sostiene al ingenio, a si se acorta
aun más la estancia de estos buscadores. Que como veis ya no están en un rio
con un tamiz buscando pepitas.
También
aquellas rudimentarias herramientas se han sustituido por la más alta
tecnología en escáneres que muestran al mundo las entrañas de la Tierra y numerosos estudios
que aseguran al buscador o a la empresa que lo contrata que el mineral anhelado
por el buscador se podría encontrar en la zona antes de gastarse un solo
céntimo en un terreno sin ningún tipo de valor.
Aparte, los
métodos de extracción han cambiado ahora lo normal no es ir extrayendo oro del
rio e ir vendiéndolo poco a poco para poder vivir. Ahora lo normal es que una
gran multinacional te contrate y busques lo que ellos quieren. Y luego ellos se
encargan de explotar el yacimiento y tú vas a otro lugar a buscar nuevos
yacimientos.
Además del
petróleo, hay otros minerales como el litio y el manganeso. Que son aun más
buscados porque las principales reservas de estos minerales se encuentran en
Afganistán en manos de los Talibanes. Y el mundo no está dispuesto a comprar
estos recursos para seguir con la lucha armada en este país. Pero también hay
otro problema, las baterías que son el futuro energético, necesitan estos
materiales para su fabricación. Así que por eso estos materiales son tan
buscados.
Pero no
solo se busca debajo de la tierra. También se indaga en el los bosques
tropicales. Donde los nativos de estas selvas han vivido durante cientos de
años, con remedios naturales contra el dolor a base de plantas y animales que
viven en la selva y posiblemente se hallan a lo largo del tiempo. Entonces los
investigadores buscan esas plantas, para poder investigarlas y dar uso a estas
nuevas “sustancias” en la medicina moderna y desarrollar nuevos medicamentos
contra el cáncer por ejemplo. Estos remedios también se buscan en el mar. Pero
son más difíciles de encontrar, por los motivos logísticos. Dos empresas
españolas se dedican a esto. Se llaman PharmaMar que investiga y desarrolla
nuevos medicamentos contra el cáncer por medio de organismos marinos, y
NeuroPharma que destina estos organismos para la investigación de tratamientos
para enfermedades nerviosas, se especializa en el tratado del Alzheimer.
En
conclusión, los buscadores siempre estarán para buscar recursos escasos y de
gran importancia para la humanidad.
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