Carlos Rodríguez
En el mundo
vivimos millones de niños que llevamos vidas completamente distintas entre sí.
Hablamos idiomas diferentes, tenemos un aspecto diferente y cada día hacemos
frente a una serie de tareas también diferentes. No obstante, aunque vivamos a
miles de kilómetros de distancia compartimos en cierto modo unas mismas
necesidades y unas mismas ilusiones.
Es por ello
por lo que la inmensa mayoría de los países del mundo han aprobado los Derechos
del Niño que garantizan los derechos esenciales para todos y cada uno de los
niños del planeta. Según estos, todos (niños y niñas por igual) tenemos derecho
a una EDUCACIÓN, atención médica, comida, refugio, juegos y protección, entre
otras muchas cosas más.
Es
importante ir a la escuela porque aprendes a leer, a escribir y a calcular.
Además, te ayuda a desarrollar tu personalidad, tus capacidades y tus
aptitudes. Y, no menos importante, te enseña tus derechos y tus deberes, y te
ayuda a aprender a respetar a los demás, así como a vivir con los que te
rodean.
Necesitamos
una educación porque si no sabes leer, escribir o realizar las operaciones
matemáticas básicas, es muy difícil que encuentres un buen trabajo, y mucha
gente se aprovechará de ti. Si no se va a la escuela, es muy difícil escapar de
la pobreza. Los niños que van a la escuela encuentran mejores trabajos una vez
ya mayores, viven más y están más sanos.
La escuela
significa algo más, es también un lugar donde se aprenden conceptos como el
respeto la amistad, así como los derechos de cada uno. Es, asimismo, un sitio
donde se aprende a llevar una vida sana y a prevenir las enfermedades
Sabiendo
todo esto ¿te imaginas no tener que ir nunca más a la escuela?. Millones de
niños en todo el mundo no podrán ir nunca, y más de la mitad de ellos son
niñas.
Además, la
injusticia es sexista. En el mundo, una niña de cada cuatro en edad de estudiar
no va a la escuela, en el África subsahariana, cerca del 40% no reciben
educación alguna.
En algunos
lugares se cree que estas no necesitan recibir educación y se quedan en casa
para ayudar en las labores domésticas o bien para trabajar en el campo o la
granja familiar. Las familias que no pueden permitirse escolarizar a todos sus
hijos suelen dar preferencia a los varones.
Además se
da por supuesto que la clave para mejorar la calidad de vida es educar a las
niñas y a las mujeres.
Una de cada
siete personas en el mundo es incapaz de leer o escribir esta frase.
La
educación no está al alcance de todo el mundo, algunos niños viven en lugares
donde no hay escuelas o bien no se dispone de suficientes profesores
cualificados. A veces, sí hay escuelas, pero no son adecuadas para niños con
discapacidades o ciertas necesidades especiales.
Algunos
trabajan para ayudar a sus familias. Muchas veces los padres tan sólo pueden
permitirse escolarizar a parte de sus hijos ya que necesitan que el resto
trabaje para traer dinero a casa. Por ello, en una misma familia algunos niños
van a la escuela mientras otros trabajan.
Muchas
familias no pueden pagar una escuela. No todos los países disponen de
escolarización gratuita. Pero aun cuando la educación es gratuita, muchos
padres no pueden permitirse el coste de los libros, los uniformes escolares o
el resto del material.
Algunos
niños no tienen una familia que les ayude. Los niños que se han escapado de
casa o que son huérfanos suelen acabar durmiendo en la calle. Apenas tienen
para sobrevivir, y muy pocos de ellos logran acceder a la escuela.
Y por si
los problemas fueran pocos, la crisis también afecta a la educación en los
países en desarrollo, millones de niños corren el riesgo de quedarse sin
educación a causa de la disminución de las ayudas por la crisis económica, que
ha frenado el avance logrado en la escolarización primaria en los últimos años.
Esto pone en duda que el mundo alcance en 2015 el objetivo de garantizar la
escolarización primaria universal, afirma un informe de la UNESCO.
La
educación es la clave que garantiza un futuro mejor, aunque hay millones de
niños en todo el mundo que no tienen la oportunidad de ir a la escuela. Los gobiernos,
las organizaciones no gubernamentales (ONG), los padres y los mismos niños
buscan el modo de que todos los niños puedan recibir las enseñanzas básicas que
les permitan mejorar sus vidas.
Algunos
disfrutamos de una vida privilegiada, mientras que otros carecen de los
derechos más elementales.
Todos los
niños merecemos que se nos proteja y se nos ayude mientras estamos creciendo y
haciéndonos mayores. Todos deberíamos disponer de las condiciones necesarias
para vivir felices y sanos, y llevar una vida acorde a nuestra edad.
Somos el
presente, y, sin duda el futuro está en nuestras manos.
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