lunes, 27 de marzo de 2017

Sé tu propio juez

Hoy les invito a ser una excepción. Les invito a soñar, a luchar por sus sueños. Hoy quiero que ustedes se escuchen y se pregunten lo que les gusta, lo que les gustaría hacer o ser… ¿Ya lo han pensado?


¿Alguna vez has sido rechazado? Todos nos hemos sentido apartados alguna vez. A todos nos han dicho que no valemos para algo, que no damos la talla. Hemos sido comparados con alguien que ha hecho el mismo trabajo que nosotros y ha obtenido mejores resultados,  y nos hemos preguntado el por qué. ¿Por qué muchas veces tiene más éxito alguien esforzándose la mitad? ¿Por qué consigue llegar más alto? Afortunadamente esto no es siempre así, hay excepciones.


María Pardo, ex gimnasta cántabra, nos cuenta su dura, pero emotiva experiencia con el deporte a lo largo de su vida: desde cómo comenzó a entrenar, hasta cómo consiguió la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996.


María proviene de una humilde familia de Torrelavega. Sus padres, dueños de una panadería, la introdujeron en el mundo de la gimnasia rítmica junto con su hermana. Cuando era sólo una niña, ambas se presentaron a unas pruebas para poder entrenar en la escuela de esta ciudad, pero no fue seleccionada. Sin embargo, su hermana fue una de las pocas niñas que logró entrar en el equipo. A pesar de ser rechazada, María iba cada día a ver a su hermana, de manera que la entrenadora la consultó si quería comenzar a entrenar: “Creo que me lo dijo porque le daba pena”, nos confirma.


En 1994, la seleccionadora de la Selección Nacional de Gimnasia Rítmica Española la llamó para formar parte del equipo nacional. María pasó a formar parte del conjunto español desde este año hasta el 96. En esos años, María se trasladó a Madrid donde entrenaba prácticamente 8 horas al día, comiendo un yogur y una ensalada diaria. “Medía 1’70 m y pesaba 40 Kg… Era increíblemente exagerado”. Nos obligaban a tener ese peo, ya que cada día, nos sometían a duras pruebas. Hubo una ocasión en la que una de las componentes del equipo español fue expulsada por haber excedido en dos kilogramos dicha cantidad. Tal era el hambre y sufrimiento que María nos cuenta: "Cuando veía una película lo que más me llamaba la atención era la comida, y cuando estaba con mis compañeras en la habitación soñábamos con ir al súper y llenar un carro hasta arriba".



deportes-gimnasia-carballo



Tras una bonita pero intensa y tediosa experiencia, y una gran cantidad de logros a nivel mundial, María decidió abandonar el equipo y regresar a su ciudad natal junto con su familia, comenzar a estudiar, y, posteriormente abrió la Escuela Deportiva Municipal de Gimnasia Rítmica de Torrelavega. Actualmente, María es entrenadora y coordinadora de esta escuela, está casada y ya ha formado una familia. El ayuntamiento de esta ciudad ha renombrado un pabellón en su honor, adquiriendo este el nombre: “Pabellón María Pardo”.


“Hay que saber hasta dónde puede llegar uno y nunca dejarse influenciar por la opinión de nadie”, nos aconseja la gimnasta. Hay demasiados deportes en los que la estética es algo importante, pero esto no debería perjudicar nuestra salud, ya que esto puede provocar problemas, no solo relacionados con el bienestar físico de uno mismo, sino también con el  psicológico. Se puede practicar deporte de manera sana, sin hacerse daño a uno mismo. No vale la pena practicar un deporte, a pesar de que te mantenga en forma, sino se crean vínculos con los compañeros y se disfruta haciendo lo que más te divierte.




Laura Barquín, Carmen Buendía
Estudiantes de bachillerato


Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)


 

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