lunes, 6 de marzo de 2017

Augusto González de Linares



De todos los temas posibles, me he decidido a enfocar mi trabajo sobre Augusto González de Linares ya que es el nombre de calle en la que vivo en la ciudad de  Torrelavega.


González de Linares nació en 1845 en el Valle de Cabuérniga (Cantabria). Fue un geólogo, mineralista y zoólogo que empezó su exitosa trayectoria con estudios primarios en la escuela municipal de su población natal, continuando posteriormente en los Escolapios de Villacarriedo y en el instituto Cántabro de Santander. Posteriormente se trasladó a Valladolid, donde se matriculó en 1861-62 en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, estudios que concluyó en el curso académico 1863-64.

Una vez finalizados sus estudios comenzó su actividad de profesor, primero como ayudante interino en el Museo de Ciencias Naturales y en 1867 como conferenciante en el  Ateneo de Madrid, hasta que en 1870 concluye sus estudios de doctorado en la Sección de Ciencias Naturales.

Su segunda época de dedicación a la enseñanza  comienza a partir de ser nombrado, en 1872, catedrático por oposición en el Instituto de Albacete, trabajo que no llegó a desarrollar al obtener también la cátedra de Ampliación de la Historia Natural en la Universidad de Santiago, donde estuvo destinado hasta el año 1875. Fue expulsado de la Universidad por su protesta contra el Gobierno por su forma de entender como debía organizarse ésta, creando lo que se llamó Segunda cuestión universitaria.

Posteriormente se dedica únicamente a la investigación y a viajar al extranjero con objeto de completar su formación de naturalista, y es a finales del 1875 cuando  descubre el wealdico en la cuenca del Besaya, terreno que contiene una formación geológica con gran proporción restos fósiles de gigantescos reptiles secundarios en Europa.

En 1881 es repuesto en la cátedra con destino a la Universidad de Valladolid, pero ya para entonces ha visitado algunos laboratorios de biología marina del extranjero, que le sirven de modelo para el que fundaría en Santander.

Dotado de una gran inteligencia y brillantez en sus ideas, en el Laboratorio de Biología Marina de Santander desempeñó un variado cometido como lugar destinado al estudio y enseñanza de la fauna y flora de nuestros mares y costas adyacentes y su aplicación al desarrollo de las industrias marítimas, la preparación de colecciones científicas con destino a centros de enseñanza y como institución encargada de enseñar a los alumnos y becarios de distintas profesiones.

No obstante  era una persona tan modesta que muchos de sus trabajos  hubieran pasado desapercibidos si no hubiera sido por la intervención de sus amigos y alumnos.

Linares fue en su tiempo uno de los pocos naturalistas que no puso en duda la antigüedad de las pinturas de la Cueva de Altamira, por lo que en el año 1.902 fue solicitado por el Instituto de Bellas Artes para que dictaminara sobre la importancia de esta cueva.

Igualmente fue defensor del libro que en 1.859 escribió Charles Darwin sobre el origen de las especies. Esta teoría causó mucha polémica mundial chocando con la Iglesia, y a pesar de ello González Linares destacó impartiendo charlas sobre el tema.

En 1901 fue nombrado catedrático de la Sección de Ciencias Naturales de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, formando parte de la junta del Museo de Ciencias Naturales.

Su actividad como profesor y como investigador abarcó todos los aspectos de la historia natural, interesándose por la zoología, botánica, geología y mineralogía, especialmente por la cristalografía.

Murió en mayo de 1904 en su casa de Santander, y su entierro fue civil, es decir no religioso, lo que causó una importante polémica en la prensa.

Dejó a su muerte importantes trabajos recogidos en los anales de la Sociedad Española de Historia Natural.

A la vista de la biografía sobre el naturalista puede decirse que tuvo una gran vocación como investigador, pero especialmente como profesor de universidades.

Como homenaje a su persona, su nombre figura en dos calles, una en la ciudad de Santander y otra en la de Torrelavega.

La casa en la que nació conforma el Conjunto Histórico Artístico del Valle de Cabuérniga, pero quizá el mayor homenaje a su figura es dar nombre a la boya que fue fondeada el 27 de junio de 2007 a22 millas frente a Cabo Mayor.

Se trata de una importante estación océano meteorológica que aporta información meteorológica, medioambiental, pesquera, náutica, y marítima referente al mar Cantábrico.

Laura Bolado

Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)



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