SOCIEDAD – Esther
Fuertes –
Desde el
año 1931 en el mes de Septiembre, se iniciaba un debate entre las cortes
españolas de la
Segunda República sobre el artículo 34, que después sería el
36 del texto de la
Constitución , que por ese tiempo contenía el tema político
del derecho al voto de la mujer. Se discutía en España con cierto retraso que
la mujer empezara su emancipación a partir del ejercicio de la libertad
política.
Sus
funciones eran: tener hijos, cuidar de sus hogares, y dar placer a sus esposos
Una pieza
capital era “la mujer en la cocina” en aquella sociedad infectada de
superstición religiosa. Se reguló como delito el amancebamiento y el adulterio
gracias al código penal del 1944, también se prohibió a las mujeres y a los
perros la entrada a las sesiones de Bolsa, y se derogó la ley del divorcio, es
decir, se anuló o se prohibió.
La ley
también castigaba a toda mujer que utilizara procedimientos para evitar la
procreación y el Papa estaba de acuerdo.
En aquellos
momentos la ley exigía a los hombres autorización para que las mujeres
ejercieran derechos laborales, prohibía a las mujeres ser juez, y también
impedía a las mujeres suscribir contratos.
Frente a
todas aquellas costumbres, en nuestro hoy político la actual legislación otorga
una amplia protección a la mujer, y también las da los mismos derechos y
libertades que al hombre, aunque todavía quedan algunos caminos que recorrer,
como la violencia de género o la igualdad salarial. La violencia de género es
un hecho sangrante y todos debemos luchar hasta que desaparezca. En este caso
la ley no permite a los maltratadotes beneficiarse de cualquier tipo de seguro
ejecutado a causa de maltratos, y del derecho de herencia.
Ahora las
mujeres se encuentran entre dos visiones del mundo:
-Por una parte
la tradicional, muy vinculada a las creencias religiosas, que siempre han
sentido resentimiento contra el cuerpo y el sexo de la mujer que se entromete
en aspectos íntimos de la mujer: relaciones matrimoniales, matrimonios
homosexuales, control de la natalidad… y también les niega los derechos
básicos.
-Por otra
parte tienen al Estado protector, laico y democrático.
Sin
embargo, los logros obtenidos por la mujer contrastan con lo efectuado en otras
áreas. Siguen sufriendo discriminación por la falta de eficaces políticas en el
terreno de la planificación familiar, en los libros de texto sexistas: sobre
todo en el acceso de la formación profesional y el cuidado del hogar y la vida
familiar.
La mujer
española sigue luchando en este marco por la libertad y por un régimen
democrático, para luchar por sus derechos, que aunque el camino les este
resultando bastante difícil lo están consiguiendo. En la libertad e igualdad
democrática, la sociedad acepta muy lentamente y con muchos criterios
masculinos los principios equiparadores marcados por la ley.
Lo que
realmente tienen que saber las mujeres es que no tienen que soportar unas
situaciones que hace unas décadas era imposible para sobrevivir, y que hoy en
día, trabajemos en el hogar o trabajemos fuera, debemos tener autonomía, que
por fin teníamos derecho.
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