jueves, 4 de abril de 2013

El problema de la basura espacial


Paula Puente



Se denomina basura espacial a cualquier objeto artificial y sin utilidad que orbita alrededor de la Tierra. Está formado por restos de cohetes, satélites viejos, restos de explosiones, restos de satélites y partículas pequeñas de pintura. Algunos de estos objetos son herramientas, bolígrafos, lámparas y otros elementos perdidos por los astronautas en expediciones fuera de las naves.
Aunque normalmente el tamaño de las partículas, suspendidas en el espacio, es muy pequeño, éstas suponen una gran amenaza para cualquier misión que se quiera enviar al espacio debido a la gran velocidad a la que están sometidas, y además al chocar contra otros satélites producen más basura.
Aunque la mayor parte de estas partículas si llegan a la Tierra se evaporizan y no resultan peligrosas, ha habido casos en los que la basura no se ha desintegrado del todo y ha chocado contra la superficie de la Tierra.


La basura espacial se concentra más en la órbita baja de la tierra, es decir entre 200 y 120 km. sobre la superficie de la tierra.
En 1961 primera explosión triplicó la cantidad de basura provocando más cantidad de basura y problemas muy grandes.
Desde 1991 esta basura espacial ha provocado al menos tres colisiones; éstas se irán multiplicando, haciendo que aparezcan más objetos peligrosos en el espacio. Hasta el año 2055 la cantidad de basura espacial tendrá una evolución más o menos estable pero a partir de este año la cantidad irá aumentando rápidamente, de tal manera que será muy difícil, enviar cualquier misión al especio. Los expertos dicen que en dos siglos las colisiones llegarán a 18 al año.
La primera gran colisión ocurrida entre satélites artificiales ha tenido lugar el 10 de febrero de 2009, sobre Siberia, en la que el satélite estadounidense de comunicaciones, Iridiun 33, que fue lanzado en 1997 y el satélite militar ruso denominado Kosmos 2251 que fue lanzado en 1993 y que ya estaba en desuso hace 10 años, chocaron. Como consecuencia del choque, los dos han quedado totalmente destruidos y según la NASA han producido una gran cantidad de basura. Un experto espacial ruso dice que los restos de la colisión pueden chocar con otros satélites que están en desuso que se mueven con energía nuclear, lo que supondría un gran peligro pues un cinturón de restos radiactivos orbitaría alrededor de la tierra.
Otro caso recientemente ha sido el de unos tripulantes de la EEI (estación espacial internacional) que tuvieron que evitar una gran bola de basura y tuvieron que cambiar de rumbo debido a que un fragmento de un cohete chino se les aproximaba peligrosamente. Este accidente ocurrió días después de otro suceso en el que la tripulación tuvo que abandonar el laboratorio por otra amenaza de choque de la basura y se tuvieron que trasladar a una nave rusa donde después de 10 minutos salieron de ella para volver al laboratorio.
Todo esto ha provocado una gran preocupación entre los científicos. Afirman que es muy complicado y costoso luchar contra este problema; pero a pesar de ello están consiguiendo a los mejores expertos con un alto nivel de experiencia para resolver el problema de una vez por todas.
Desde el 30 de marzo al 2 de abril ha tenido lugar en Alemania la 5ª Conferencia Europea en la que más de 200 expertos han debatido sobre los riegos de los residuos espaciales sobre las telecomunicaciones y las misiones espaciales.
Se están tomando medidas preventivas; entre ellas el estudio y medida de objetos mediante radar o telescopio ópticos, instrumentos que permiten ver objetos lejanos y con más detalles que se usan normalmente en astronomía; reducir el número de objetos que pueden convertirse en basura espacial y adoptar acuerdos internacionales.
Otras medidas que se pueden tomar pero a posteriori son las llamadas de “vela”: una especie de vela se despliega cuando el satélite deja de funcionar y el viento solar lo desvía a otras órbitas; de “sonda espacial”: en la que una sonda choca con el satélite y lo desvía impulsándolo a una dirección que se ha determinado previamente, normalmente a una órbita muy alejada donde no puede chocar contra nada y por último de “cable”: por la que mediante un cable se arrastra el satélite a órbitas inferiores hasta que en contacto con la atmósfera, se desintegra.
Existe la llamada órbita cementerio que es una órbita donde se envían los satélites después de que dejan de estar activos, donde no pueden chocar contra los que están operativos. En Estados Unidos en el 2002 se acordó que todos los satélites que sean enviados tienen que ir a parar a esta órbita.
En mi opinión creo que si no se adoptan medidas más efectivas va a ser un problema muy difícil de resolver pues las pequeñas partículas que se producen como consecuencia de estas colisiones, son muy difíciles de “limpiar” y controlar y será cada día más peligroso enviar satélites de comunicación o de investigación del clima, muy importante para controlar las consecuencias del cambio climático en el planeta.

Imagen nicboo.com

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