Eva Pérez
El síndrome
de Peter Pan hace referencia los adultos que con el paso del tiempo continúan
comportándose como niños o adolescentes, no desarrollando la responsabilidad,
interacción y seguridad suficientes para desempeñar el rol de adulto que les
tiene reservada la sociedad.
Este
síndrome, que esta más extendido entre los hombres que entre las mujeres,
comienza a presentarse, según los especialistas, como un endémico de la
sociedad moderna pos-industrial.
Fue Dan
Kiley, un psicólogo norteamericano, el que le puso a este conjunto de síntomas
y comportamientos el nombre de Síndrome de Peter Pan. Rasgos que caracterizaba
a personas que se sienten incapaces y eluden el abandono de su papel de hijo
para convertirse en padre. El resultado es una inmadurez que hace al individuo
resistirse a asumir el papel de cuidador de otros y ser incapaz de mantener la
estabilidad en una pareja o intercambiar los papeles que esto conlleva
igualitariamente.
Según la mayoría
de los especialistas, este síndrome lo padecen “los varones entre veinte y
cuarenta años en cuyas biografías coincidan tres circunstancias: educación
permisiva, déficit afectivo y déficit escolar”.
Bolinches,
uno de los máximos entendidos en el tema, dice que: “Una de las causas
principales de la aparición de la generación de ‘Hombres Peter Pan’ es,
precisamente, el estado de desconcierto en el modelo de relaciones de género
que se ha producido como consecuencia del gran salto en el protagonismo social
de la mujer, al tiempo que el culto a la imagen y la indefinición sexual".
Todo hace
indicar que los síntomas más habituales conforman una persona que suele tener
una coraza para protegerse y así parecer más fuertes de lo que es, es decir,
normalmente estas personas suelen parecer seguras de si mismas incluso arrogantes
pero en cambio son todo lo contrario, inseguros e indecisos. Se esconden detrás
de mentiras en intentos de disimular su incapacidad para madurar y crecer.
Son rasgos también
de su personalidad el que suelen sentirse más seducidas o atraídas por la juventud
que por gente de su misma edad o edad cercana a la suya, muestran mucha
inseguridad y una autoestima muy baja, no aceptan responsabilidades y quieren
que otros hagan lo que es de su responsabilidad, creen que los compromisos les
impiden la libertad y son un obstáculo para ellos, tienen miedo a quedarse
solos, a la soledad, y nunca dan o hacen algo por los demás solo se preocupan
de si mismos.
En la
actualidad no existe un tratamiento para ayudar a las personas que padecen este
síndrome. Lo mejor para superar esta enfermedad es hacer ver a las personas que
padecen dicho síndrome que tiene que afrontarlo como sea y que tienen que
afrontarse a la realidad por muy duro que les pueda parecer y también tienen
que aceptar sus responsabilidades para de este modo poder ir superándolo. La
mejor ayuda para superar este síndrome la dan los especialistas en psicología.
Acudir a un psicólogo será la mejor opción para superarlo.
En todo
caso es un rasgo más de una sociedad enfermiza que contraviene su propia naturaleza
y causa, apoyar, proteger y estimular al individuo, al crear seres dóciles,
consumistas y dependientes de la tecnología, la imagen y los servicios
públicos, muy lejos, por tanto, de las viejas estructuras sociales, en las que
la ayuda familiar también proveía al individuo de un fuerte estimulo para
asumir protagonismo en ella.
Imagen bienestar-salud180.com
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