Pablo Sanz,
Roberto Muñoz
Llegaron
calladamente hace 25 años a nuestra ciudad. Hoy, los amigonianos son parte
indiscutible del paisaje humano de nuestra ciudad. Han luchado denodadamente hará sacar de la calle y hacer brotar la esperanza en muchos jóvenes de la
ciudad, abandonados a su suerte. El hermano Felix Martinez, burgales de La Bureba , nos cuenta esta
historia de esperanza y amor por el hombre.
¿Quiénes
son los amigonianos?
Los
Amigonianos somos una congregación religiosa, que nos dedicamos principalmente
a trabajar con los jóvenes que tienen problemas personales, familiares y
sociales. Como congregación religiosa pertenecemos a una gran orden, que es la
orden franciscana y por eso nosotros vivimos lo que es la regla de San
Francisco. Nuestra congregación fue formada por un obispo valenciano, que se
llama Luís Amigo. Luís Amigo impulso principalmente este carisma de trabajo con
los menores con un problema social aquí en Cantabria. Estando Luís Amigo en
Montheano, que es un convento de capuchinos cercano a Santoña, iba penal de El
Dueso para atender a los presos. Allí detecto la problemática de los menores en
aquella época. Estamos ablando del siglo XVIII y en aquella época los jóvenes
convivían con los adultos allí en la cárcel, y claro eso generaba diversos
conflictos.
¿Por qué su
vida le llevo a esta orden?
Mi vida
esta en relación con los Amigonianos denominados también como terciarios
capuchinos, desde mi estancia en Valencia estudiando. Allí entre en contacto
con unos religiosos, que trabajaban con menores en conflictos sociales, menores
con problemas y que en concreto estaban en un centro de acogida. Eran chicos
que habían tenido que salir de su ambiente familiar y algunos de los cuales ya
se habían metido en problemas delictivos. Recuerdo que los fines de semana empecé
a entrar en contacto con ellos, y me acercaba al centro donde estaban. Algunos
estaban con privación de libertad. Organizábamos actividades deportivas para
ellos. Principalmente jugábamos al fútbol en un campo precioso. Recuerdo que
después del fin de semana el lunes íbamos a nuestros lugares de estudio
contando a los jóvenes con los que estudiábamos que habíamos hecho el fin de
semana, contando con ilusión esa perspectiva de escucharles y de hablar con
ellos y también de ayudarlos. y me acuerdo que me decían que como era posible
que fuera a pasar mis oras libres en ese centro. Me daba la impresión que la
imagen que tenían de los jóvenes era una imagen de degradación social, de
estorbo de la sociedad y no cabe duda que mi interior empezaba a reflexionar sobre
las conductas de estos jóvenes. Empecé a reflexionar sobre las conversaciones
que tenia con ellos durante los sábados, y tomar conciencia de que me
encontraba entre dos mundos, y que debía poner los dos pies en uno, si no
quería caerme
¿Cuándo
llegaron a Torrelavega?
En 1982.
Nos trasladamos aquí gracias a la parroquia de la Asunción que en los años
70 ya detecto que había jóvenes deambulando por Torrelavega y que no había un
trabajo educativo, no había una respuesta hacia ellos. La comunidad cristiana
de la Asunción
creo una respuesta alquilando pisos para que estos jóvenes pudiesen vivir en
ellos, pero era un trabajo llevado desde el voluntariado, faltaba en este
trabajo una mano mucho más profesional, y por eso la parroquia de la Asunción , el grupo
cristiano , Caritas, se puso en contacto con nuestra organización para que
nosotros nos responsabilizásemos de lo que era “La casa de los muchachos”.
Nosotros llegamos en el 82 a
ocuparnos de la actividad de la casa de los muchachos, y desde esa actividad
surge el SOAM , que es el servicio de orientación y ayuda al menor, y es el
programa de prevención de conductas inadaptadas a la población, principalmente
en los jóvenes de sensibilización social de centros juveniles y educadores de
calle y de la atención a menores con medidas judiciales.
¿Cuál es la
labor principal de la orden?
A nivel de
congregación tenemos un carisma, nuestro carisma es la atención a menores con
problemas de integración social. Esta es la principal actividad que nosotros
tenemos, el trabajo educativo con menores en conflictos sociales, conflictos
personales y conflictos familiares, pero no cabe duda que nosotros como
congregación religiosa tenemos mas campos de acción como son los colegios,
donde también dejamos patente nuestra dimensión de mediadores en un conflicto,
atendiendo a esos muchachos, que por distintas circunstancias, han fracasado a
nivel escolar, a nivel familiar o a nivel social. Creo que nuestra congregación
en estos centros tiene que crear programas adaptados a todas las necesidades de
estos muchachos.
Luego
también atendemos a la labor pastoral en parroquias.
¿Cómo es un
día en la vida de Félix?
Un día en
mi vida es un día bastante movido Soy una persona bastante activa porque he
decidido integrarme en esta dinámica de los muchachos. Normalmente me suelo
levantar a las 7 de la mañana, a las 7:15 con la comunidad religiosa tenemos
nuestra celebración, nuestra oración. Después hacemos nuestra eucaristía, yo
creo que es muy importante en nosotros este momento de oración, porque
podríamos decir que es como el lugar en el que nosotros también sacamos la
fuerza para desarrollar la jornada, que suele ser intensa, después de celebrar
la eucaristía despertamos a los chavales que están en la casa de muchachos, les
ayudamos en la limpieza y nos responsabilizamos de las tareas de la casa, vamos
limpiando por sectores las distintas instalaciones de la casa. Desayunamos y
después cada uno ya va a realizar sus actividades, unos van al instituto a
estudiar y otros van a otros colegios. Yo a las 10 de la mañana me oriento
hacia el Zapatón. La casa de los muchachos está en la Inmobiliaria , y una
vez ya que todos los chicos se hayan integrado en sus actividades, yo inicio mi
trabajo en el SOAM. Por la mañana y me dedico a atender a familias, me integro
en el programa de adolescentes / familias, con casos que llegan a nosotros,
porque sus familias, se sienten un tanto impotentes a nivel educativo, siendo
nuestra función intentar mediar entre los adolescentes, las familias...
A las 13:
30 vuelvo a La casa de los muchachos, allí ya nos juntamos el grupo de chicos y
chicas, que están con nosotros en la unidad familiar y en el centro de día que
tenemos para los menores en situación de riesgo social y comemos juntos. A mi
me gusta comer con ellos porque siempre da pie a vivir más ese ambiente
familiar. Después de comer ayudamos con las tareas de la casa, pasamos un rato
viendo la televisión , los pequeños se va a realizar sus estudios, y los
mayores vienen del instituto comen a las 3 y nos dedicamos a hablar con ellos
un rato, a las 5 yo vuelvo a salir hacia el SOAM, me integro en la dinámica del
Zapatón, en el centro juvenil, atiendo también algún caso de medidas judiciales
que nos llegan y a las 9 regreso a La casa de los muchachos, cenamos otra vez
con los chavales y después de cenar pasamos un rato de tiempo libre jugando al
pin-pon, jugando al futbolín, jugando al billar, en el ordenador, con la
consola....hasta que llega la hora de acostarnos a las 11 de la noche. Para
comenzar con fuerzas el día siguiente.
¿Una vida
entregada a los jóvenes con que incomprensiones ha chocado?
Con dos
tipos. Por un lado de los jóvenes, porque no cabe duda que el trabajo con los
ellos, y sobre todo con los adolescentes es un trabajo difícil. Daros cuenta
que los adolescentes atraviesan una etapa de cambios que hace, en general,
difícil su vida y aceptarse. Pero es que los adolescentes que nos llegan a
nosotros vienen con bastantes carencias principalmente educativas y afectivas.
Para normalizar y estabilizar su vida hay que hacer un gran esfuerzo, basado en
afectividad y autoridad .Y luego te encuentras con la incomprensión de la
sociedad, que rehuye y no quiere afrontar los problemas de los jóvenes.
Nuestros jóvenes son el futuro de la sociedad
¿Cómo es el
perfil de un joven al que ayudan los amigonianos?
El de los
jóvenes propios de la sociedad que se esta generando. Somos la respuesta a
muchos jóvenes que son producto de una sociedad consumista y vaciada
grupalmente de valores, que margina y frustra a quien no puede seguir su ritmo
consumista. Nosotros trabajamos desde la integración y principalmente con los
jóvenes que están en riesgo social, los que viven largas horas en la calle,
desarraigados y sin referencias familiares. Muchos atienden al perfil de chicos
pertenecientes a una familia desestructurada, que les conduce, o que no evita a
consumos y situaciones de gran riesgo, como la droga.
¿Cómo
surgió la casa de los muchachos?
Surgio como
iniciativa de la parroquia de la
Asunción para intentar dar respuesta a las necesidades de
chicos que deambulaban por la ciudad. En el año 1975 existía en Viernoles un
centro de reforma, algunos que salían de ese reformatorio tenían que deambular
por Torrelavega e iban a pedir a las puertas de las iglesias. La parroquia de la Asunción viendo esta
realidad optó por alquilar una casita para intentar dar cabida a todos estos
muchachos, así es como surge la casa de los muchachos.
¿Cómo
funciona actualmente?
Actualmente
esta dirigida por los Amigonianos, que también sostenemos otro proyecto social,
el centro de día del Zapatón con educadores que intentan evitar que los
muchachos pasen el día en la calle.
¿Cómo nació
el campamento urbano?
El
campamento urbano es una respuesta de prevención, dentro de las actividades del
SOAM en nuestra ciudad. Hace 7 años nosotros llevábamos talleres que durante el
verano ayudaban a los chicos con necesidades a preparar las asignaturas que
tenían pendientes. Luego el sistema educativo decidió eliminar esos exámenes de
septiembre para los chicos de educación obligatoria, así que decidimos realizar
otra actividad y se nos ocurrió la posibilidad de formar un campamento urbano,
para gente que no participa en campamentos tradicionales. Y así surgió.
¿ Dónde
radica su éxito?
Yo no hablaría
de éxito, yo hablaría de que intentamos realizar un trabajo coordinado y
familiar, lo importante de este trabajo es el ambiente familiar y la entrega, y
nuestro objetivo es prestar la máxima atención a estos muchachos. Yo diría que
el éxito viene de un trabajo con entrega, y basado en la dimensión vocacional y
en el ámbito familiar, para que estos muchachos se integren en la vida.
¿Cómo es la
convivencia diaria de los jóvenes que acogen?
La
convivencia es como la de cualquier joven, son jóvenes normales del siglo XXI e
hijos de nuestra sociedad, introducidos en crisis sociales, crisis del
consumismo, pero no distintos en sus ilusiones, en sus sentimientos y en sus
comportamientos.
¿El
objetivo de los amigonianos es aliviar el cuerpo o también el alma?
Yo creo que
hoy ayudamos principalmente a crecer en una dimensión de madurez personal, no
cabe duda que tenemos que ayudar y aliviar en el tema de conocimiento personal,
porque es importante que cubramos una serie de necesidades, que se basan en la
cercanía y en la empatía y en cubrir las carencias afectivas.
¿Cuál es la
razón por la que el papel de la iglesia sigue siendo relevante en la defensa de
los jóvenes?
La
necesidad de amor. Nosotros tenemos que descubrir lo que nos enseña Jesucristo,
porque el cristianismo es hoy una gran escuela de valores.
¿De donde
sacan los recursos los amigonianos?
Para llevar
a cabo nuestros proyectos necesitamos dinero, que es esencial hoy en día, aunque
no lo principal. Tenemos convenios firmados con la Dirección General
de Bienestar Social del Gobierno de Cantabria. Luego desde Torrelavega hay un
grupo de gente que colabora con nosotros para ayudarnos a realizar esta obra
social, también tenemos diferentes convenios con el gobierno regional.
¿Y las
fuerzas personales?
Yo te diría
que como religiosos las fuerzas las sacamos del amor de Cristo que es esencial
para nosotros. También es muy importante el tema de la preparación y la
formación, porque tenemos que ir formándonos día a día, la vivencia en
comunidad ayuda a seguir el día a día.
¿Que cruz
llevan los jóvenes de Torrelavega?
La misma
cruz que los jóvenes de toda España, es la cruz que esta dando la sociedad
generada por los adultos, que estamos creando una sociedad en la que estamos
perdiendo valores esenciales.
¿Después de
lo ocurrido en Entrevías, se sienten amenazados en su labor?
No, yo creo
que la iglesia, no cabe duda de que tiene dar respuestas a los jóvenes y a los
pobres de nuestra sociedad. Nosotros nunca hemos tenido problemas con la
jerarquía de la iglesia. Quizá nosotros trabajamos desde una perspectiva de
coordinación con todos los que están con nosotros. Yo creo que nuestra labor en
la casa de los muchachos es la respuesta de una comunidad cristiana. Las
soluciones se encuentran por medio del dialogo aunque no se porque en ese caso
no se llegó.
¿Después de
25 años que huella queda en Torrelavega de su obra?
Yo estoy
muy contento con mi trabajo de estos 25 años en la ciudad, y creo que la
respuesta de la ciudad, ha sido una respuesta de mucha cercanía, de
agradecimiento, y así lo hemos podido ver en la conmemoración de este 25
aniversario, con salas llenas en nuestras charlas. La gente ha estado junto a
nosotros y sigue estando.
¿Después de
25 años que queda por hacer?
Yo creo que
es importante que sigamos planteando las necesidades que van surgiendo, que
cada vez son mayores y distintas. Nosotros nos tenemos que adaptar en el día a
día. La investigación es parte de nuestro trabajo. Tenemos que explotarnos la
cabeza para que en un futuro seguir siendo conscientes de cual es el análisis
de la realidad, con los jóvenes e ir creando recursos que vayan dando respuestas
adecuadas a las necesidades que se van planteando en nuestra sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Queremos saber tu opinión. Se respetuoso y enriquece a la comunidad