lunes, 10 de marzo de 2014

¿Es posible que no haya culpables?



Corría el año 2002 cuando un buque con una capacidad de carga de 81.589 toneladas, se encontró con una tormenta cuando transitaba cargado con 77.000 toneladas de fuelóleo, casi al límite de su capacidad, frente a la llamada ‘Costa de la Muerte’, en el noroeste de España, tras varios días de maniobras, se intentó alejar al barco de la costa, y así afectar de la más mínima manera a los habitantes de la costa y cercanías, finalmente acabó hundido a unos 250 km de la misma. Pese a estar a tanta distancia de la costa, afectó a 2000 kilómetros de costa española y francesa.



El vertido de la carga causó una de las catástrofes medioambientales más grandes de la historia de la navegación, debido a la cantidad de contaminación producida y a la gran extensión del área afectada, desde el norte de Portugal hasta las Landas de Francia.
El coste de la limpieza del fuelóleo en la costa y el sellado del buque ha sido considerado el tercer accidente más caro de la historia, con un precio aproximado de 12.000 millones de dólares según algunas fuentes.
La tripulación constaba de 27 personas, 7 oficiales y 20 tripulantes filipinos y rumanos. El capitán, Apostolos Mangouras, era un marinero griego con bastante experiencia, 44 años navegando, de los cuales 30 los pasó como capitán.
El barco salió de los Emiratos Árabes Unidos el 23 de mayo, con intención de acabar en Gibraltar, y allí esperar recibir su destino definitivo.
A consecuencia de este desastre, hubo muchas especulaciones sobre la causa del accidente, revolucionando a la población y con respuestas de diversos personajes conocidos, desde políticos hasta actores. Ana Botella dijo en 2002: “el único culpable del desastre es el barco”, esta afirmación provocó revuelos en toda la población española y en especial a la gallega, la zona más afectada por el desastre.
A fecha 13 de Noviembre de 2013, habiendo pasado 11 años después de la tragedia, el tribunal absuelve a dos de los acusados de la tragedia del Prestige, condenando al capitán del barco, Apostolos Mangouras, a 9 meses de prisión por un delito de desobediencia grave. El fallo asegura que nadie sabe exactamente la causa del hundimiento del buque, por lo tanto, José Luís López Sors y Nikolaos Argyropoulos, capitán general de la marina mercante y jefe de máquinas, respectivamente, quedan absueltos de cualquier delito contra el medio ambiente.
A raíz de la sentencia, se produjeron manifestaciones contra el fallo del tribunal, con el lema ‘nunca mais’, las protestas también fueron agitadas por las declaraciones y órdenes ridículas de Álvarez Cascos y Rajoy.
Álvarez Cascos ordenó en el año 2002, cuando ya se sabía que el petrolero se iba a hundir, alejar el barco lo más posible de la costa, según dijo él, mandarle al quinto pino. Por otra parte, Mariano Rajoy, en aquel momento vicepresidente del gobierno, dijo: “Todo apunta a que el combustible que contiene el petrolero Prestige hundido se va a solidificar en el fondo del mar y no va a haber ningún vertido más”, evidentemente falló al predecir eso, ya que después el petróleo afectaría a toda la zona de la costa.
Aparte de las consecuencias económicas que tuvo la tragedia, el petrolero también podría generar bronquitis química, dermatitis y quemaduras, según expertos en toxicología.
¿Es posible que el tercer desastre más costoso de la historia no tenga culpables claros? La opinión del pueblo es clara, el tribunal no dice lo mismo; ¿quién tiene razón sobre la causa del accidente del Prestige?



Fran Cuesta
Alumnos de secundaria. 

Imagen laverdad.es

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