Hace tres años accedimos a una historia apasionante, la de un hombre culto, inquieto y ávido de aprender, Roberto Pérez Trespalacios. Hace casi veinte años este joven torrelaveguense, empresario de éxito había descubierto una rara pieza precolombina en un mercado londinense. En ese momento surgió un interés por esas culturas, por esa parte de nuestra historia que le llevaron a acumular, desde entonces 260 pieza de un valor extraordinario, muy especialmente por el modo en que fueron recopiladas. La intención de Pérez Trespalacios era la de construir una colección unida por un sentido histórico y cultural muy concreto, hombres y dioses, culturas y ritos funerarios, vidas y mitos. Pero este hombre inteligente no pretendía solo acumular piezas, por muy coherente que fuera su búsqueda.
Una labor ingente de catalogación y contextualización han marcado estas dos décadas para lo que ha contado con el apoyo de especialistas mundiales, que han visto en el trabajo de este hombre una obra de excelencia y rigor.
Con el apoyo de la Fundación Clos y de científicos de la talla de Donald Proulx uno de los mayores expertos mundiales en este tipo de arte precolombino, o de José Antonio Laceras, arqueólogo y director del Museo Altamira de Cantabria, Pérez Trespalacios realizo un inmenso trabajo de catalogación.
En 2013 Roberto comenzó a llamar a puertas con afán divulgativo. La belleza de las piezas y su contenido conceptual no podían quedar encerrados en un almacén. Roberto comenzó a hacer gestiones con los ayuntamientos de Santillana del Mar y Santander, buscando apoyo para mostrar sus joyas, conversaciones que, a la postre resultaron inútiles. Pero Jordi Clos, presidente de la fundación Clos de Barcelona pronto vio el valor de aquel tesoro. Se habían juntado dos coleccionistas con más aires de filántropos que de acaparadores de reliquias.
Dos amantes del arte que coincidían en la defensa de la investigación y la divulgación por encima del mero el coleccionismo.
Clos pronto ayudó a Pérez haciendo que la comisaria y directora del Museo egipcio de Barcelona Maixaixa Taulet, organizase una pequeña muestra en el Hotel Claris de Barcelona, como preámbulo a una cooperación futura más estrecha. Al tiempo, Pérez Trespalacios se ponía en contacto con nuestra redacción, buscando ayuda para desarrollare un proyecto educativo paralelo a una futura exposición que ahondara en su intención divulgativa. Esa sería la razón del reportaje que este medio mostraba en la edición 2013 del EPE.
La complejidad de la exposición hizo que el proyecto se ralentizara. Hasta que una casualidad hizo que la Fundación Caja de Burgos encontrara el artículo de Enredados y se pusiera en contacto en 2014 con Pérez Trespalacios. El acuerdo fue inmediato. Desde hace un mes la Casa del Cordón de Burgos acoge las 235 mejores piezas de su colección en una muestra que está teniendo una respuesta multitudinaria.
La muestra, bajo el nombre de “Hombres y mitos” recopila piezas de cuarenta culturas y todas las épocas precolombinas explicando, en un minucioso itinerario las relaciones del hombre con la divinidad, las ceremonias funerarias y la comprensión del hombre sobre si mismo y la relación con el cosmos. La colección, única en todos sus aspectos ha despertado, por fin, el interés de las autoridades regionales que, se supone, comienza a trabajar para una gran exposición en 2018, probablemente en Santillana y, quizá, en una exposición permanente.
Esa es la historia, este es el hombre.
Roberto Pérez Trespalacios y el comisario de la exposición ante una de las piezas que forman parte de la muestra / Gentileza Roberto Pérez Trespalacios
¿Quién es Roberto Pérez Trespalacios? ¿Cómo se definiría?
Me definiría como un investigador, no como un coleccionista, en el sentido de un acaparador de reliquias, me definiría como un investigador, como alguien que adquiere esas piezas y lo que quiere es sacarle el máximo contenido posible, es un investigador, un viajero en el sentido que siempre me ha gustado complementar la historia de esas piezas con la visita de los sitios arqueológicos de donde provienen y con el afán de dejar una documentación sobre aquellas culturas que carecen de toda la documentación escrita, ya que siempre se han centrado más en las culturas principales del arte precolombino y mi misión es dar a conocer algún día las menos conocidas y no menos importantes, en muchos sentidos.
¿De qué le viene esta afición a la arqueología?
Bueno, me viene un poco por el interés por la historia, y cuando tienes un poco de capacidad económica y decides por donde viajar, empecé por una fascinación por el mundo del mediterráneo, comencé con un viaje a Roma, después siguió Atenas, luego te especializas un poco mas y vas buscando otros sitios más concretos de restos arqueológicos de Italia, Grecia o Turquía, y ha sido un poco la fascinación que produce el encuentro del lugar in situ, un poco esa primera fascinación por el mediterráneo por la luz, los paisajes, la fotografía, completada un poco por el interés histórico, por la lectura de muchos libros y a partir de ahí es cuando viene el interés primitivo por la arqueología.
¿Por qué el interés por las culturas precolombinas?
Al principio lo que más me atrajo era el Mediterráneo, concretamente Grecia y Roma, pero en un viaje a Londres, en una tienda enfrente el Museo Británico, descubro que están vendiendo legalmente, piezas arqueológicas, tanto restos romanos, griegos, egipcios y cosas precolombinas , ahí es donde hago la primera adquisición, invierto unas 60 libras y compro una pequeña cabeza de una escultura precolombina, ecuatoriana de la cultura que se llama “cultura tolita” Entonces me suscribo a un boletín de noticias de esa tienda y periódicamente, con el presupuesto que podía tener, entonces tenía 22 o 23 años, con ese presupuesto voy adquiriendo una pieza al mes y me doy cuenta que las culturas precolombinas son más baratas que las romanas, egipcias. Comienzo a indagar en la cultura tolita y sus rituales y sus ceremonias de paso que hacen estas culturas, que incluyen fabricar replicas de una persona que pasa de un estado de pubertad a la edad adulta, de un matrimonio, se dedican hacer esas representaciones de esas figuras, entonces te va interesando como se desarrollan esos rituales, todas esas ceremonias y como van esas culturas, empiezas con una cultura muy pequeña y luego te vas interesando por todas las que las rodean, por cómo evoluciona esa cultura hacia una posterior y al final te enamoras de la cultura precolombina precisamente por dos cosas, al final tiene la misma riqueza que las culturas clásicas solamente que tiene un grado de misterio superior por que están mucho menos documentadas, deja más campo a la investigación, a la imaginación. A partir de aquí en cuanto tengo la oportunidad hago un viaje a Perú, a Méjico y vas teniendo más interés en todo esto cuando vas a museos, que ves los sitios arqueológicos, te subes a dos o tres pirámides, entonces empiezas a cogerle gusanillo y al final te metes un poco mas de lleno en ello.
¿En España se tiene alguna idea de estas culturas?
En España realmente no podemos decir nada demasiado negativo en comparación con otros países porque España, por el contacto que tiene América, a través del descubrimiento España tiene un poco mas de conocimiento, pero es una pena que los mejores investigadores profesionales y la mejor bibliografía son de Estados Unidos, después hay buenos textos de arqueólogos mejicanos o peruanos, digamos que España estaría en un cuarto puesto, sí que es cierto que en España ha trascendido mas las culturas que vosotros mismos podéis mencionar como la azteca, la maya, la inca, son las principales a parte de todo el museo de América de Madrid tiene una buena colección de esas culturas. En cambio de las otras cuando vas al museo de América hay muchas piezas que están arrinconadas, otras están correctamente datas pero con una falta de criterio un poco discutible en algunas cuestiones de realización o de darle importancia, hay culturas que simplemente sean clasificado como las culturas previas a la aparición de los incas, pero no sean estudiado todo lo detalladamente que debiera hacerse, lo mismo pasa en Méjico con todas las culturas anteriores a los maya o los aztecas.
Algunas de las piezas de rituales funerarios expuestos en la casa del Cordón de Burgos / Gentileza Roberto Pérez Trespalacios
Teniendo en cuenta esa relación cultural entre España y América, no es chocante que no haya habido en España, una gran exposición sobre arte precolombino, ¿no es curioso?
Sí, resulta curioso, en España tenemos la exposición permanente en el Museo de América de Madrid, esa exposición es uno de los más importantes del mundo contando con los que hay en Méjico, en Perú y algunas universidades americana, ahora Boston ha tenido que devolver una exposición de casi dos mil piezas del Machu Picchu, en España tenemos el museo de Madrid y tenemos un museo permanente de arte precolombino en Benalmádena en Málaga, luego teníamos un exposición la mejor privada de Europa que estaba en Barcelona que es la colección de Barbier Mueller, existe otra importantísima Cristóbal Gabarrón es otro mecenas de la cultura, al estilo de Jordi Clos. Todos estas piezas están desperdigadas y nunca se ha hecho nada a tamaño grande, lo que ocurre es que hay una cierta mala prensa hacia el coleccionismo particular, hacia el mecenas, parece que lo que llega a manos de un coleccionista, es algo que previamente ha sido profanado o que pertenece al país de origen, todo esto está regulado ya que se llegaron a unos acuerdos internacionales y es que todas las piezas que salieron del país de origen antes de 1970 se regularizaron, evidentemente el coleccionismo viene de un expolio que se produce en los años 30,40,50,60 pero que al final es el mismo expolio que existe en diferentes museos, en algún momento al hacerse alguna exposición algún país de origen si han podido reclamar alguna pieza que ellos llevan siguiendo, que consideran que salió de una forma irregular del país, por ejemplo la Barbier Mueller, ha estado expuesta en Barcelona 20 años y no han conseguido que continúe, entonces han subastado la colección, y en esa subasta el gobierno de Guatemala ha reclamado una pieza. Otra exposición que se hizo en Santiago de Compostela, también parte de la exposición acabo requisado, y se demostró que las piezas habían sido saqueadas en Perú.
Por eso a la hora de hacer la exposición pensé que tenía que ir acompañado de una organización fuerte, por eso me dirijo a la Fundación Clos, con ellos tienes todas las garantías que las adquisiciones que hacen son absolutamente transparentes tanto del tema egipcio, del tema precolombino y al mismo tiempo he sido escrupuloso en todas las adquisiciones al hacerlas a través de profesionales, de casas de subastas que dan una garantía de su procedencia. Pero es cierto que todo este mundo tiende a chocar con los derechos de los países de origen y con un montón de prejuicios, por ejemplo lo tenemos con las principales instituciones del mundo, como el museo británico que medio museo está reclamado internacionalmente, en mi opinión ese hecho puede que al final haya echado a tras un proyectos grandes en algún momento, otro motivo se me escapa, no creo que sea la falta de atractivo porque si que son unas culturas bien explicadas, tienen mucha precisión, sobre todo las figuras visualmente son muy potentes, en ese sentido la temática es atractiva.
¿En qué momento te planteaste que quieres hacer una exposición?
No hago un cálculo interesado, voy acumulando piezas donde una pieza complemente la anterior intentando que a través de mi colección se pueda llegar a entender, es una premisa que he tenido siempre, no quería tener 40 piezas iguales, necesitaba tener la pieza que a mí me hacia dar el salto de la cultura chavín a la cultura moche, sabía que necesitaba una cosa intermedia para poder explicar de aquí se salto aquí, puedes comprobar cómo esta gente inventa este tipo de asa con forma de estribo, lo siguen utilizando, aquí lo hacen más fino porque han mejorado la técnica, cuecen la pieza de una forma diferente, pero la temática sigue siendo la misma, así iba creciendo la colección en función de poder explicar eso, pero siempre he tenido claro que no tenía ningún sentido sino saliese a la luz y poder compartirlo, y esa falta de documentación, que ahora si se puede poner un grano de arena mas en el reconocimiento y la documentación de esas culturas es lo que pretendemos con el catalogo.
Entonces me doy cuenta que tengo un patrimonio lo suficientemente grande me encuentro con muchas cosas, entre otras la falta de espacio y piensas la posibilidad de hacerlo público, alguna institución puede estar interesada, colaborar con alguna otra colección, en ese sentido es un recorrido nuevo, abrir una puerta a dar el siguiente salto, ahora es lo que veremos cuando se exponga, de momento estoy consiguiendo una serie de contactos que nunca me imagine y que van adelantados de lo que yo pensaba. Por eso me planteo que hago con esto, a quien tengo que recurrir, mira yo voy a apuntar a lo más alto posible y los más alto en cuestión de coleccionismo y mecenazgo es la Fundación Clos y entonces me dirigí a la fundación, y les mande todo el material, y ellos respondieron que les gustaba y que querían hacer el proyecto juntos, el proyecto nace un interés mutuo. Luego apareció la Fundación Caja de Burgos y ahora, por fin, la muestra.
¿Cómo comenzó tu contacto con el mundo científico?
Yo me puse en contacto con la Fundación Clos por su prestigio y su relación cultural con mi colección. En la primera reunión que tuve con la fundación, apareció Jordi Clos, para observar un poco quien era yo, y quienes eran mis contactos, y él me habla del coleccionismo, del mecenazgo y le extrañaba mucho que me hubiera dedicado a lo mismo, me hizo un comentario sobre un sitio de Perú, que había visitado en alguno de sus viajes, y decía como será ese país que debajo de una gasolinera, cerca de Trujillo hay un museo que sería el primer museo de arqueología que hubiera en Europa y “está en los bajos de una gasolinera” y le dije que era el museo Casineli y de esta forma entre con buen pie con este hombre, eso y los contactos que llevaba de José Antonio Lasheras, del ayuntamiento de Santillana, en todos estos años he tenido contactos con el museo del Oro de Bogotá, otro de la universidad de Massachusetts, y cuando llegue a la Fundación Clos llegue con todos esos contactos.
Desde su punto de vista, como conquistadores de esos pueblos ¿podríamos haber hecho algo más por conservarlos a lo largo de la historia?
Yo tengo algo muy claro que España ha hecho mucho por América, pero no ha sido reconocido, por las discusiones que han tenido a lo largo de la historia. Si visitamos cualquier ciudad americana, en la parte colonial, te encuentras ciudades perfectamente urbanizadas, con unas estructuras impecables, con las mismas estructuras de ciudades que te puedes encontrar en cualquier ciudad de Sicilia, Nápoles, donde la corona de España en algún momento gobernó y eso nunca se ha considerado. Pero creo que si tenemos una deuda con la parte, respecto a las culturas anteriores en ese sentido creo que evidentemente el encuentro de dos mundos completamente antagónicos como era el mundo europeo de renacimiento y una sociedad que había crecido completamente aislada, como era la sociedad americana, chocaban entre ambas y no fue la única ya que hubo la otras que también chocaron como los ingleses colonizaron África, Estados Unidos o Australia. Pero se paso por encima de estas culturas por estar tecnológicamente más avanzado, pero lo que hubiera sido absurdo que en el año 1500 que dos culturas opuestas, se hubieran dado la mano y hubieran hecho un proyecto común, estamos viéndolo en tiempos con la mente de una persona del siglo XXI analizando cosas que en esa época no se planteaban. En ese sentido si que creo que España una vez que destruyo gran parte de los vestigios precolombinos, si que tenemos una cierta cuenta pendiente, por lo menos intentar coger esos trozos rotos y llegar a unirlos.
Estas piezas han tenido algún tipo de estudio en el momento de su descubrimiento y ahora antes de la exposición y ¿quién las ha realizado?
En el mundo precolombino en muchos sentidos hay muchas piezas que hay que ir organizando, lo que comentaba antes sobre la medida de Naciones Unidas, aquellas piezas que abandonan un país antes del año 1970, esas piezas están legalizadas, se supone que las piezas que se están comerciando ahora tienen esa legalización, a partir de hay están legalizadas, pero estudiadas no, las culturas han tenido estudios, que están recogidos en los libros para datar tus piezas, tú la datación, la clasificación la tienes de manos de un anticuario, no siempre de manos de un arqueólogo, que sería lo ideal. Yo he completado esos estudios de las piezas, son estudios que no dan lugar a error en el sentido que tienes los grandes libros de los arqueólogos americanos, colombianos, peruanos, mejicanos, tienes esos libros para la comparación de las piezas, muchas piezas vienen avaladas por museos, por ejemplo yo tengo piezas del museos americanos, y estos museos compra, venden y por eso muchas vienen avaladas del museo del que provienen. Y otras de las que no tenía información es cuando buscaba los contactos por ejemplo todas las piezas que tenia de la cultura nazca, todas están clasificadas por Donald Proulx, es el numero uno de arte nazca del mundo.
¿Que le faltaría a su colección para estar completa?
Curiosamente lo que me faltaría son piezas de esas culturas que son más conocidas, digamos el hecho de especializarte en culturas menos conocidas, viene por un lado romántico porque son las culturas más misteriosos, culturas para sacar a la luz y por otro lado que las culturas Maya, Azteca, Inca están más protegidas y las piezas están en los museos más relevantes. Si que para completar la colección mejor, echaría en falta alguna pieza Azteca e Inca sobre todo.
Los motivos para la exposición, ¿cuáles son?
Sobre todo lo que más me interesa es el catalogo, ya que la exposición va estar durante unos meses y después lo que va a quedar es el catalogo, yo pretendo que ese catalogo este su copia en la Biblioteca Nacional, y que el día que un investigador teclee la cultura chavín en un ordenador y aparezca una foto, pueda ponerse en contacto conmigo y digamos es una forma de abrir contactos, para seguir con la investigación.
No te da un poco de tristeza, que has empezado un camino que no sabes a donde te va a llevar, pero que eres consciente que hay un problema físico, de seguridad de las piezas, de espacio… y una de las posibilidades mas grandes es que te deshagas de la colección que pase a una entidad pública.
Tengo claro una cosa cuando la exposición se haga pública, la colección va a coger más valor, entonces el conjunto ya de por si tiene un valor y la colección junta tiene más valor, una vez que se haga la exposición va a ser mayor. Tendre que pensar que hacer con ello, y estoy abierto a que eso salga de mi casa y pase a una exposición permanente y no me dolería, porque me quedaría las fotografías, los textos, el catalogo, la experiencia y al final para mi seria un sueño que la gente pudiera visitarlo. Pero todavía queda lejos veremos después de la exposición.
Y ahora ¿Cuál es el siguiente reto?
No lo sé pero tendré que buscar otro reto, un aliciente para no parar, me gustaría cuando me jubile ir a Santillana del Mar, a ese palacio donde están las piezas que coleccionaba cuando tenía 30 años, y poder verlo allí expuesto y que tuviera cierta aceptación. Y por el camino seguir con ello ahora es un catalogo, pero mi idea es sacar un libro un poco más completo de las culturas, pero siempre con los pies en la tierra, yo tengo mi negocio y es una cosa que no quiero dejar ya que funciona, y no te puedes lanzar a una aventura y en esto no da dinero.
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