domingo, 13 de mayo de 2012

Si no respiro es por no ahogarme


José Francisco Sánchez, Soraya Cuesta


La transparencia en la gestión medioambiental ha dado un paso más en Torrelavega con la inauguración este mes de tres paneles de información sobre la calidad del aire, instalados en la céntrica Plaza de Baldomero Iglesias, en la Avenida de Solvay en Barreda y a la entrada del barrio de Torres. La decisión de su puesta en marcha había sido tomada en 2008. Un año después el ayuntamiento había inaugurado un primer panel, situado muy cerca del consistorio, ejecutándose ahora, al fin, el plan.

Los paneles forman parte de la Red de Vigilancia y Control de la Calidad del Aire que cuenta en Cantabria con once puntos de medición, tres de los cuales se encuentran en Torrelavega, la ciudad más castigada por este problema en la región. Cada panel recibe la información de uno de estas estaciones de detección. Una aplicación informática procesa los datos y traslada la información a los dispositivos, informando a la población de los datos obtenidos hasta una hora antes de tres indicadores principales, ozono, NO2 y SO2. Junto a ello se ofrece un dato “flotante”, la calidad del aire de las últimas 24 horas, catalogada en función de un índice (ICA) elaborado por la consejería y que traduce al ciudadano los datos en una escala que va de muy bueno a muy malo, tomándose para cada parámetro la peor medición de ese periodo diario. Todos los datos se pueden consultar, además, en la web de la red (http://www.airecantabria.com).






En total, la consejería de medio ambiente ha puesto en funcionamiento diez paneles en toda la región, tras la primera experiencia piloto que se realizó en Maliaño, con un presupuesto total de 168.000 euros, siendo el organismo coordinador de la red es el CIMA (centro de investigación medioambiental) ubicado en Torrelavega.
La medida, sin embargo, no ha acallado las demandas vecinales y de varios grupos y de varios ecologistas, como ARCA y Ecologistas en Acción, que han manifestado a este periódico, a través del portavoz de estos últimos, Floren Enriquez, que las mediciones no afectan a uno de los gases más contaminantes de Torrelavega el disulfuro de carbono (SC2), cuyo aumento en la atmósfera local ha crecido, según estas organizaciones, exponencialmente. De hecho, el gobierno autónomo decidió, de oficio, modificar, el pasado mes de febrero la Autorización Ambiental Integrada a la empresa Sniace, exigiendo que los gases residuales de su planta de Viscofan pasasen del 3% de oxigeno que hasta ahora se emitía a un 15%, ante las evidencias, de la calidad del aire, en cuanto a este componente había empeorado. Según ha manifestado ARCA a este periódico, desde 2009, los límites máximos permitidos de contaminación del aire se han superado en un 45% de los días, solo en la estación de seguimiento de Barreda. El actual alcalde, Ildefonso Calderón ya reconoció en la última visita del consejero, Javier Fernández, que la calidad del aire en la ciudad era manifiestamente mejorable, especialmente en lo referente al sulfuro de hidrógeno y al bisulfuro de carbono, dos gases residuales de la industria química local, extremo que también ha confirmado a este periódico el portavoz regionalista Pedro García.
Un equipo de eolapaz ha visitado las instalaciones del CIMA de Torrelavega, donde tras explicarnos el funcionamiento del nuevos sistema de información, nos han aclarado que “El sistema de detección no analiza todos los contaminantes posibles, solo los provenientes de la circulación y los más habituales propios de la actividad humana”, no contemplándose, por tanto algunos propios de la actividad industrial de nuestra ciudad. De igual manera, los posibles efectos contaminantes de vertidos tóxicos, como los que podrían resultar del habitual trasiego de mercancías peligrosas en la estación de carga de Tanos, como el butadieno y el estileno, tampoco se miden. Eso explica el que no existan registros en la red de vigilancia, de incidencias, como se puede comprobar en la web de la Red, mientras que las organizaciones ecologistas denuncian varios episodios en los que no se aviso a la población de la amplia superación de los niveles de riesgo, al producirse estos en contaminantes no estudiados.






Uno de los hechos más curiosos de esta red es que, como nos han ratificado en el CIMA, las estaciones de detección no cubren todas las direcciones de vientos, al situarse en el antiguo mapa de estaciones de medición del MOPU, bastante obsoleto. Los portavoces del CIMA han reconocido también que la RED no forma parte de ningún plan medio ambiental concreto, ni esta claro un protocolo de actuación, por lo que este organismo desconoce como habría de actuar en caso de superarse los niveles de contaminación permitidos, algo no inusual, según han reconocido los grupos municipales de ACPT y PRC, por lo que todo parece responder al cumplimiento de una obligación legal marcada por la ley autonómica 50/2009 y la directiva europea 2008/50/CE.
De regreso desde las instalaciones del CIMA nos hemos detenido junto a uno de los paneles recién inaugurados, en que sobre una leyenda que indica que los resultados, en ese momento, no estaban homologados por la Consejeria de Medio Ambiente, se podía leer “calidad del aire mala”, algo propio cuando en Torrelavega pasan dos días sin que llueva. Leyéndolo hemos recordado los versos de Vetusta Morla en su canción “Al respirar”, “Si no respiro es por no ahogarme”.

Publicado en la XI edición de El País de los Estudiantes, y en el número 469 de eolapaz

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