José
Francisco Sánchez, Soraya Cuesta
La
transparencia en la gestión medioambiental ha dado un paso más en Torrelavega
con la inauguración este mes de tres paneles de información sobre la calidad
del aire, instalados en la céntrica Plaza de Baldomero Iglesias, en la Avenida de Solvay en
Barreda y a la entrada del barrio de Torres. La decisión de su puesta en marcha
había sido tomada en 2008. Un año después el ayuntamiento había inaugurado un
primer panel, situado muy cerca del consistorio, ejecutándose ahora, al fin, el
plan.
Los paneles
forman parte de la Red
de Vigilancia y Control de la
Calidad del Aire que cuenta en Cantabria con once puntos de
medición, tres de los cuales se encuentran en Torrelavega, la ciudad más
castigada por este problema en la región. Cada panel recibe la información de
uno de estas estaciones de detección. Una aplicación informática procesa los
datos y traslada la información a los dispositivos, informando a la población
de los datos obtenidos hasta una hora antes de tres indicadores principales,
ozono, NO2 y SO2. Junto a ello se ofrece un dato “flotante”, la calidad del
aire de las últimas 24 horas, catalogada en función de un índice (ICA)
elaborado por la consejería y que traduce al ciudadano los datos en una escala
que va de muy bueno a muy malo, tomándose para cada parámetro la peor medición
de ese periodo diario. Todos los datos se pueden consultar, además, en la web
de la red (http://www.airecantabria.com).
En total,
la consejería de medio ambiente ha puesto en funcionamiento diez paneles en
toda la región, tras la primera experiencia piloto que se realizó en Maliaño,
con un presupuesto total de 168.000 euros, siendo el organismo coordinador de
la red es el CIMA (centro de investigación medioambiental) ubicado en
Torrelavega.
La medida,
sin embargo, no ha acallado las demandas vecinales y de varios grupos y de
varios ecologistas, como ARCA y Ecologistas en Acción, que han manifestado a
este periódico, a través del portavoz de estos últimos, Floren Enriquez, que
las mediciones no afectan a uno de los gases más contaminantes de Torrelavega
el disulfuro de carbono (SC2), cuyo aumento en la atmósfera local ha crecido,
según estas organizaciones, exponencialmente. De hecho, el gobierno autónomo
decidió, de oficio, modificar, el pasado mes de febrero la Autorización Ambiental
Integrada a la empresa Sniace, exigiendo que los gases residuales de su planta
de Viscofan pasasen del 3% de oxigeno que hasta ahora se emitía a un 15%, ante
las evidencias, de la calidad del aire, en cuanto a este componente había
empeorado. Según ha manifestado ARCA a este periódico, desde 2009, los límites
máximos permitidos de contaminación del aire se han superado en un 45% de los
días, solo en la estación de seguimiento de Barreda. El actual alcalde,
Ildefonso Calderón ya reconoció en la última visita del consejero, Javier
Fernández, que la calidad del aire en la ciudad era manifiestamente mejorable,
especialmente en lo referente al sulfuro de hidrógeno y al bisulfuro de
carbono, dos gases residuales de la industria química local, extremo que
también ha confirmado a este periódico el portavoz regionalista Pedro García.
Un equipo
de eolapaz ha visitado las instalaciones del CIMA de Torrelavega, donde tras
explicarnos el funcionamiento del nuevos sistema de información, nos han
aclarado que “El sistema de detección no analiza todos los contaminantes
posibles, solo los provenientes de la circulación y los más habituales propios
de la actividad humana”, no contemplándose, por tanto algunos propios de la
actividad industrial de nuestra ciudad. De igual manera, los posibles efectos
contaminantes de vertidos tóxicos, como los que podrían resultar del habitual
trasiego de mercancías peligrosas en la estación de carga de Tanos, como el
butadieno y el estileno, tampoco se miden. Eso explica el que no existan
registros en la red de vigilancia, de incidencias, como se puede comprobar en
la web de la Red ,
mientras que las organizaciones ecologistas denuncian varios episodios en los
que no se aviso a la población de la amplia superación de los niveles de riesgo,
al producirse estos en contaminantes no estudiados.
Uno de los
hechos más curiosos de esta red es que, como nos han ratificado en el CIMA, las
estaciones de detección no cubren todas las direcciones de vientos, al situarse
en el antiguo mapa de estaciones de medición del MOPU, bastante obsoleto. Los
portavoces del CIMA han reconocido también que la RED no forma parte de ningún
plan medio ambiental concreto, ni esta claro un protocolo de actuación, por lo
que este organismo desconoce como habría de actuar en caso de superarse los
niveles de contaminación permitidos, algo no inusual, según han reconocido los
grupos municipales de ACPT y PRC, por lo que todo parece responder al
cumplimiento de una obligación legal marcada por la ley autonómica 50/2009 y la
directiva europea 2008/50/CE.
De regreso
desde las instalaciones del CIMA nos hemos detenido junto a uno de los paneles
recién inaugurados, en que sobre una leyenda que indica que los resultados, en
ese momento, no estaban homologados por la Consejeria de Medio
Ambiente, se podía leer “calidad del aire mala”, algo propio cuando en
Torrelavega pasan dos días sin que llueva. Leyéndolo hemos recordado los versos
de Vetusta Morla en su canción “Al respirar”, “Si no respiro es por no
ahogarme”.
Publicado
en la XI edición
de El País de los Estudiantes, y en el número 469 de eolapaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Queremos saber tu opinión. Se respetuoso y enriquece a la comunidad